Cuando todo el mundo se preguntó la razón por la que un ex gobernador como Carlos Rivera Aceves fue designado delegado del PRI en Tonalá, la respuesta no tardó en llegar:
Se requiere alguien con el nivel y la experiencia de Rivera Aceves para resolver las diferencias entre el ex presidente municipal y hoy diputado Jorge Arana Arana y su sucesor en la alcaldía Sergio Chávez Dávalos.
Ha trascurrido un mes de dicho nombramiento y las diferencias no sólo se mantienen sino que se han agudizado, se han hecho más hondas o amplias y parece no haber forma de resolverlas de manera satisfactoria, pues el lenguaje utilizado por Chávez y Arana no es de quienes están en un intento, en un camino por resolver los problemas.
¿Qué ha hecho Rivera Aceves desde que asumió la responsabilidad para cerrar este conflicto entre ex alcalde y alcalde en funciones? ¿Cuál es el fondo del problema que el ex Mandatario no ha podido zanjar estas diferencias? ¿Qué resistencias pone Arana Arana para no terminar con el problema? ¿Qué resistencias tiene Chávez Dávalos para hacer las paces con su antecesor? ¿De qué tamaño es el conflicto que ha provocado esta ruptura poco vista entre dos priistas? ¿O de qué tamaño son los intereses que están de por medio como para que Arana y Chávez utilicen a los medios de comunicación como terreno para sus pleitos y no puedan dirimirlos?
Desde la campaña para el proceso electoral del 2105, Sergio Chávez dejó entrever públicamente que su relación con Jorge Arana no era buena y esto se ha acrecentado al paso del tiempo, poniéndose altamente de manifiesto cuando al asumir la alcaldía denunció la basificación irregular de más de una treintena de personas en el Ayuntamiento de Tonalá y, además, el heredar unas finanzas sanas que le complicarían el inicio de su gestión.
Bueno, pues todo eso llevó al nuevo dirigente del PRI, José Socorro Velázquez Hernández, ha recurrir a los buenos oficios de Rivera Aceves, oficios que hasta el momento no se han visto, no sabemos si porque atender este conflicto no es cosa fácil o si el ex gobernador no ha tomado “el toro por los cuernos”, lo que llevó a que las cosas llegaran al extremo de los dimer y diretes recientes en algunos medios de comunicación entre ambos personajes.
Pero habrá que preguntarse: ¿Por qué para la solución de éste conflicto se buscó la ruta partidista a través de un delegado y no la política mediante la intervención de la secretaría general de Gobierno?
Quizás porque hay una mayor preocupación en Calzada del Campesino 222 de que el único municipio metropolitano en su poder pase a manos de la oposición en 2018. O porque ese encargo le dieron a la dirigencia priista desde Palacio de Gobierno, al considerarlo un problema “de casa”.
Sea lo que sea, lo que es cierto es que con este pleito el PRI corre el riesgo de perder el gobierno tonalteca en las próximas elecciones y podría ser ante un hoy militante que al advertir el nivel del conflicto y su difícil solución, termine por decirle adios a su partido y aceptar ser postulado por otro.
Y comento lo anterior porque ha corrido la versión de que en la oposición ya hay quien ha volteado a ver al actual diputado local y ex aspirante a la alcaldía, Osvaldo Bañales.
Al tiempo, pues.