Sin rubor alguno, José Manuel Romo, delegado de la Procuraduría Agraria y aspirante a la dirigencia del PAN en Guadalajara, confiesa: “Es cierto lo de las cuotas (cien afiliaciones para ser diputado y cien contrataciones en el gobierno para aspirar a otro cargo). De pronto se ha caído en eso por algunas personas que saben que cumpliendo con ese requisito, ingresando a un número de personas, tienen más posibilidades” de ganar una candidatura.
“Sin duda es cierto”, remacha quien es apoyado por el grupo de Eduardo Rosales Castellanos para suceder a Alfredo Argüelles Basave.
Pero coincide también en que las cosas ya deben cambiar al interior de Acción Nacional.
“Los tiempos tienen que ir cambiando, el partido va evolucionando, está viviendo nuevos tiempos. El partido, de pronto entró también a esa tentación de tener esas cuotas o capitales que, si bien no llegan a ser corporativas, si empiezan a dirigir la tendencia en las elecciones internas”.
José Manuel Romo considera que sólo hay dos opciones para acabar con esta afiliación simulada al interior del PAN: Uno, abrir sus procesos internos a la ciudadanía y, dos, emprender una campaña de “empanización” de quienes se afilian.
“Creo que el partido debe de empezar a explorar la posibilidad de abrirse un poco más. Quizás no caer en el riesgo de abrirse completamente a la ciudadanía, pero sí pasar por filtros.
“Es cierto que la militancia debe de hacer una propuesta en torno a sus candidatos, pero es cierto que hay que pasar por el filtro de la ciudadanía y se empiezan a evitar esos hechos que están sucediendo dentro del PAN, que no es exclusivo de Guadalajara sino a nivel nacional, en los municipios y estados importantes para el partido”, revela.
Insiste en que estas “cuotas” para alcanzar candidaturas u obtener nuevos cargos públicos, lleva a los panistas a a replantear la posibilidad de cambiar el esquema de selección de candidatos.
Reconoció que actualmente la atención y concentración panista está en la afiliación como actualmente se da, pero consideró que la dirigencia debe de preocuparse por reorientar a estos nuevos militantes que no tienen esta vocación panista, porque ingresan más por una invitación de un amigo para responder a esa condición de amistad que a la convicción de ser panista.
“Debemos concentrarnos más en rempanisarlos, en inculcarles e inyectarles los principios de doctrina, para que esa militancia sea verdaderamente activa”, concluyó.