Dice el dicho popular: “A la gorra, no hay quien corra”. Y esto viene como “anillo al dedo” a nuestros funcionarios públicos que no tienen reparo alguno en seguir disfrutando del erario público más allá de su sueldo que no siempre desquitan.
Y así, nos enteramos que las autoridades del Ayuntamiento de Guadalajara se gastarán un millón de dólares en su viaje a Río de Janeiro, donde asistirán a la clausura de los Juegos Panamericanos para recibir la estafeta de la sede para el 2011.
¿Qué no basta con que asista el alcalde Alfonso Petersen Farah y el director del CODE, Carlos Andrade Garín, y, si acaso, los integrantes del Ballet Folklórico para ofrecer allá un espectáculo?
¿Por qué tienen que ir regidores y diputados cuyos gastos, dicen, serán costeado por el erario estatal, a través del CODE?
Mucha agradeceríamos si nos explican y justifican la asistencia de los regidores Miriam Vachez, de la Comisión de Cultura; Álvaro Córdoba Pérez, de la Comisión de Planeación Socioeconómica y Urbana; Celia Fausto Lizaola, de la Comisión de Obras Públicas; Luis Alberto Reyes Munguía, de la Comisión de Deportes; y Víctor Martínez de Castro, director de Planeación.
¿Qué van a hacer todos estos señores a Río de Janeiro si no es a vacacionar a costa del erario público?
¿Por qué todos ellos no ofrecen un gesto de humildad y honestidad y declinan hacer este viaje al que nada tienen que hacer y mucho menos representa beneficio alguno para la ciudadanía?
¿Será, acaso, que Petersen Farah pretende quedar bien con las fracciones edilicias y por eso invita a estos regidores?
Anotemos que Leobardo Alcalá Padilla rechazó formar parte de la comitiva, pero no porque se reconozca que no hay razón alguna para gastar de esta forma recursos públicos sino porque Andrade Garín sólo se reunió con la bancada del PAN y menospreció a la del PRI.
Mal, muy mal nuestros funcionarios que siguen dando ejemplo de lo poco que les importa optimizar los recursos públicos. Al contrario, si es para que ellos se diviertan, viajen y recorran el mundo a costa de los ciudadanos, ¡qué importa cuánto cueste!