Por Julio César Hernández
 
La tragedia lo agarró en plena luna de miel, pero hoy el jalisciense Abraham González Uyeda está frente, quizás, frente a uno de los momentos más difíciles y trascendentes de su vida como funcionario público. Como subsecretario de Gobernación, tendrá que encargarse del despacho del titular.
 
La muerte de Juan Camilo Mouriño pone a González Uyeda en una posición que nadie quiere tener: cubrir una ausencia por fallecimiento. Y en un accidente, peor.
 
Ni Juan Camilo ni Abraham se iban a imaginar que aquel sábado de fiesta, de alegría y felicidad para el subsecretario, sería la última vez que se verían, que estarían juntos. Que reirían juntos.
 
Aquel día, Abraham jamás se imaginó que en apenas 15 días de diferencia, por azares del destino él ocuparía la titularidad de Gobernación. Hoy le toca entrar al quite. La tarea no es nada fácil, en tanto el presidente Calderón decide quién será en definitiva el sucesor de Mouriño.