La renuncia de Gabriel García Hernández como coordinador general de Programas Integrales de Desarrollo del gobierno federal, además de ser una de las que mayor polémica y especulación generó por la relevancia de su cargo al ser jefe de los llamados servidores de la nación y de los “superdelegados” en el país, responsables del manejo y ejecución de los programas sociales del presidente Andrés Manuel López Obrador, podría tener serias repercusiones sobre el futuro de Morena en Jalisco, más allá de lo que algunos militantes, simpatizantes y hasta detractores creen.
Y es que con esta decisión se define también el futuro de un actor importante y protagonista de lo último que ha acontecido al interior de Morena en Jalisco a partir de 2018 a la fecha cuando llegó al estado como delegado de López Obrador en la elección presidencial y en la que Andrés Manuel ganó aquí. Me refiero a Alejandro Peña, hombre cercano a García Hernández y quien es su suplente en el Senado de la República.
Alejandro Peña sustituyó a Gabriel García en la Cámara Alta mientras fue el coordinador de los “superdelegados”. Ahora, tras la renuncia del segundo y su reintegración al Senado, se asegura que Peña asumirá un cargo en la estructura de la dirigencia nacional de Morena, donde ya es parte del equipo de Mario Delgado y tuvo una importante participación en los comicios del pasado seis de junio cuando logró que ganaran siete diputaciones federales, las mismas que logró el partido del gobierno estatal, Movimiento Ciudadano, y una más de las obtenidas por la alianza Va por México.
Hay quienes auguran que tras la salida de Gabriel de la coordinación de “superdelegados”, la presencia y fuerza de Alejandro Peña irá a la baja, pero podría ser al contrario si, como se especula, se convierte en el secretario de Organización de Morena, espacio que por cierto también ocupó el propio Hernández García. Con esa responsabilidad en el partido, el senador suplente tendría mucha influencia para definir el futuro del partido en Jalisco.
Alejandro Peña conoce bien al estado, sabe quiénes son los líderes morenistas reales y quiénes los que hacen creer que lo son; conoce las fortalezas y las debilidades de cada uno de ellos, porque además tuvo un permanente contacto durante la campaña de López Obrador para la presidencia; y, sin duda, también tiene su gente en la que confía para encargarle tareas política en el estado. Incluso, podría ser uno de los grandes definidores en quién podría ser el próximo dirigente de Morena en Jalisco, pues seguramente Mario Delgado tendría en el Comité Nacional a quien mejor conoce la entidad y a sus morenistas.
Sin embargo, no puede presumirse que Peña tiene buena relación con todo el morenismo jalisciense, pues como delegado dejó algunos “heridos” en el camino y para nadie es desconocido que no tiene buena relación con una figura prominente como lo es el ex candidato a la presidencia municipal de Guadalajara, Carlos Lomelí Bolaños. Y esta diferencia no es menor, cabe señalar.
Pero tampoco se puede descartar que Mario Delgado tome una decisión contra lo esperado y sacar a Alejandro Peña de cualquier asunto en Jalisco, enviando un delegado con todas las facultades y apoyo para hacer y deshacer lo que mejor considere para integrar por fin un comité estatal y lograr lo que observamos es casi una tarea titánica para cualquier enviado: lograr la unidad entre el morenismo jalisciense.
Incluso, no descartemos que en el “centro” se abra un centro de batalla entre quienes creen que pueden influir en su dirigente nacional para definir el nombre del delegado que pudiera enviar, y en esta lucha no puede descartarse a la hoy delegada Yeidkol Polevnsky.
Por supuesto que propios y extraños estarán al pendiente de lo que suceda en las próximas semanas -¿o meses?- en Morena y las decisiones que se tomarán en torno a la definición del futuro de este partido en Jalisco. Pero nadie descarta que la lucha por el poder partidista en el estado, será de pronóstico reservado.
Y si no, al tiempo…