La semana pasada el gobernador Enrique Alfaro Ramírez recibió dos severos reveses -los casos no son menores- de parte de los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación: 1. Otorgaron amparo a un grupo de juezas y jueces para no ser sometidos a la evaluación de control de confianza por inconstitucional, pues viola el principio de independencia judicial; y 2. La Corte aceptó la controversia constitucional presentada por la Universidad de Guadalajara para la no reasignación de los 140 millones de pesos del Museo de Ciencias Ambientales al Hospital Civil de Oriente y, además, le otorgó una suspensión para que esos recursos queden “congelados” en tanto se resuelva el fondo del caso.
¿Y cuál fue la reacción y respuesta del Mandatario estatal?
Un gesto de rebelión ante estas resoluciones y un dejo de soberbia al argumentar que encontrará la forma de aplicar dichos exámenes a los juzgadores, así como minimizar la aceptación de la controversia, ignorar el “congelamiento” de los 140 millones de pesos y afirmar que ese dinero no se lo regresará a la Universidad de Guadalajara.
¿Acaso estamos en la antesala de un enfrentamiento del gobernador de Jalisco con el Poder Judicial federal, luego del que sostuvo por casi tres años en contra del Poder Ejecutivo federal?
Si bien los casos de las reformas al Poder Judicial, en las que se incluyó la aplicación del examen de control de confianza, y el de la reasignación de los 140 millones de pesos que generó la protesta de la UdeG, tuvieron su origen en el Congreso del Estado durante la gestión de la LXII Legislatura -su negra historia ya ha sido referida en entregas anteriores-, ambos temas partieron de iniciativas o “instrucciones” surgidas desde el Ejecutivo y ahora es éste quien tendrá que enfrentar en solitario el pleito judicial y cargará con la derrota que expertos y especialistas auguran sufrirá ante la Corte, pues aseguran que son casos en los que los ministros le darán la razón a magistrados y demás jueces que solicitaron el amparo y a la máxima Casa de Estudios de Jalisco.
Hay quienes consideran que la reacción del gobernador Alfaro al conocer del fallo de los dos casos no fue sino una reacción muy natural en su persona, porque no le gusta perder y mucho menos que esas derrotas se las propinen, por un lado, magistrados y jueces que desde el principio se opusieron a las reformas y concretamente a la evaluación de control de confianza, alegando que violentaba la autonomía e independencia del Poder Judicial; y, por el otro, la Universidad de Guadalajara, específicamente el jefe político del Grupo Universidad, Raúl Padilla López.
Y es que cabe destacar que contra magistrados y Padilla López, Alfaro Ramírez soltó una serie de descalificaciones con palabras poco propias de un gobernador que está obligado a aceptar las diferencias, que no todos están de acuerdo con sus decisiones, y que como el presidente López Obrador no puede partir del principio de que quien no está con él está en contra de él.
Las decisiones de la Suprema Corte en el caso de magistrados y jueces y en el de la UdeG no tienen “vuelta de hoja” y tendrán que acatarse sin “chistar”, y a ellas podría sumarse otra derrota que muchos ven “en puerta”: el fallo a favor de la Acción de Inconstitucionalidad que promovió la Comisión Nacional de Derechos Humanos en contra de la reatroactividad a la reducción del monto de pensiones que obtienen quienes reciben más de 106 mil pesos mensuales.
Si bien el costo por los casi tres años de enfrentamiento con el gobierno federal aún los paga Jalisco como se comprueba con la ausencia de recursos para los proyectos principales en el Presupuesto Federal del 2022, y que fue la constante en años anteriores, ¿cuál sería el costo a pagar por desacato a las resoluciones de la Suprema Corte? Indudablemente que Jalisco y los jaliscienses no pagarán ningún costo, pero el titular del Ejecutivo si.
Por eso la pregunta: ¿Desacatará Enrique Alfaro las decisiones tomadas por los ministros de la Corte? ¿O su reacción verbal frente a estos dos hechos no pasará de eso, de ser simplemente verbal? Luego de enfrentarse al presidente y gobierno federal, ¿ahora lo hará con los ministros y la Suprema Corte?
Eso está por verse, y todo apuesta a que finalmente quedará en una reacción verbal… y si no, al tiempo.