El gobernador Enrique Alfaro Ramírez despertó hoy jueves 30 de julio con dos opciones para definir el futuro de los jaliscienses, en medio de una pandemia que no fue capaz de “domar” con los primeros cinco días de confinamiento para evitar meses de sacrificio:
- Apretar totalmente el “botón de emergencia” y vigilar que las drásticas medidas que con ello se contemplan sean acatadas, o
- Apretarlo a fondo, dejando “a la buena de Dios” -decían las abuelas- la decisión de los ciudadanos de respetar o no las medidas que eso implica, al no destinar la vigilancia necesaria para evitar una “rebelión ciudadana” que le traiga pésimas consecuencias.
Sin embargo, así como en su momento se sacó “de la manga” lo de los primeros cinco días, y luego los otros cinco, posteriormente la Fase Cero y más tarde la Fase de Responsabilidad Individual, para finalmente sumarse a la llamada Nueva Normalidad del gobierno federal, aunque luego les mandó decir que “hagan con su semáforo lo que quieran”, por haberlo colocado en rojo, no descartemos que ahora también se sacará una “carta” de la chistera.
Esto es, que al quedar entrampado entre “botón sí” o “botón no”, Alfaro Ramírez terminará por apretar el botón “a medias”, que en términos coloquiales significan: “ni muy muy, ni tan tan…”. O sea, medidas de restricción parciales: reducir horarios a negocios no esenciales para evitar su cierre temporal; cerrar parques públicos o centros recreativos; reducir los horarios de servicio del transporte público y quizás hasta suspenderlo el fin de semana como ya se hace en Nuevo León; control de horarios y días a tianguis, etc, etc…
Y es que la verdad, no es poca la gente que se ha tomado lo del “botón de emergencia” de “chunga”, apostando a que el gobernador no se atreverá a activarlo en las condiciones en que amenazó hacerlo hace ya casi 15 días, diciendo que era simplemente un “petate del muerto” para provocar miedo entre la población. Vamos, la pérdida de credibilidad del Mandatario en la población a ese extremo llega.
Recordemos que ante el incremento en la incidencia -que de acuerdo a expertos ya rebasó el límite de los 400 casos por millón de habitantes, una de las condicionantes para apretar el “botón de emergencia”-, Alfaro Ramírez anunció el martes pasado que hoy jueves haría pública la decisión de apretar o no dicho botón, toda vez que no ha sido posible contener el crecimiento de contagios y muertes. No descartemos que pudiera posponer hacer pública la decisión.
El sector productivo del Estado se ha manifestado en contra de su ejecución, sumándose inclusive al llamado a la ciudadanía para que mantenga el confinamiento y que quienes se vean obligados a salir utilicen el cubrebocas; mientras que desde el punto de vista de la salud las voces piden entre en operación el botón para de una vez por todas obligar a la gente a mantenerse en casa y evitar así más contagios y fallecimientos.
Si, es cierto, aplicar el botón como lo anunció inicialmente el gobernador sería un golpe terrible a la economía del estado, pero es indudable que la vida de cualquier persona está por encima de cualquier otra cosa. Y este es el caso. Incluso, hay versiones de que algunas empresas trabajan horas extras, ante la posibilidad de un paro de actividades a partir de mañana viernes.
Y es que, además, poner en operación el botón de emergencia en las condiciones originales significa también un serio riesgo de que una vez más fracase otra de las estrategias alfaristas como ya fracasaron los primero cinco días de sacrificio, luego los otros cinco, luego la Fase Cero y posteriormente la Fase de Responsabilidad Individual, en caso de que la gente simplemente no respete las medidas contempladas.
Un fracaso más sería de alto costo, pues, para las aspiraciones políticas de Enrique Alfaro. Por eso considero que terminará sacándose “de la manga” un “medio apretón” al botón de emergencia. Pero si decide apretarlo hasta el fondo, entonces no nos hagamos los sorprendidos.
Y si no, al tiempo…