En el foro de la Internacional Socialista en Ginebra -que registró una gran cantidad de sillas vacías-, el dirigente nacional del PRI, Alejandro “Alito” Moreno, denunció:
“La democracia en México está en peligro, ya que hoy tenemos un gobierno que atenta sistemáticamente en su contra. Este gobierno ha buscado por todas las vías posibles la manera de debilitar a los partidos políticos de oposición y a las autoridades electas autónomas; se ha alterado el equilibrio de poderes; tenemos una injerencia permanente por parte del gobierno en el Poder Legislativo como en el Poder Judicial. Y si los medios de comunicación y la prensa lo señala, responden con ataques…
“El presidente se ha dedicado en los últimos cuatro años a descomponer el debate público y atentar contra las instituciones, atacando a todos los medios de comunicación. La denostación hacia ellos, incluso la persecucíón política propias a una persona, a cualquier sector, a los partidos políticos o a cualquiera que piense distinto. Por ello los ataques son a la academia, a la comunidad científica, a los partidos, a los organismos autónomos, incluyendo incluso (sic) a los organismos encargados de realizar las elecciones. Todos hemos sido blanco de acusaciones, calumnias e, incluso, el asedio de las agencias de estado encargadas de la seguridad y procuración de justicia.
“El terrorismo político que ejerce el estado mexicano es intolerable y no podemos permitir que sigan operando de manera impune en nuestro país…”.
¿Alguien puede desmentir lo que fue a decir “Alito” Moreno ante la Internacional Socialista y la denuncia que dijo presentó ante la Alta Comisionada de Derechos Humanos, Michelle Bachelet, sobre las condiciones políticas que padecemos en México? Creo que nadie, excepto los simpatizantes y seguidores de la 4T.
Sin embargo, no creo que el dirigente priista sea el vocero más adecuado para hacer estas denuncias.
Como tampoco sus denuncias lo libran de sus “pecados” que han salido a la luz pública a través de los audios difundidos por la gobernadora de su natal Campeche, Layda Sansores, que lo deja no sólo mal parado sino en una condición que amerita una honda investigación. “Alito” Moreno no ha desmentido ni uno sólo de los contenidos de los audios -ilegalmente obtenidos, eso sí- conocidos hasta ahora. Ni cuando dijo que a los periodistas hay que matarlos de hambre ni cuando se refirió de manera inadecuada a algunos empresarios como Larrea y Ballésteres, mucho menos cuando se le escuchó acordar negociaciones económicas para el pago de campañas y otras transacciones más que ameritan la intervención de las autoridades electorales.
Alejandro Moreno ha gritado a los cuatro vientos que todos estos audios y el cateo a su residencia son actos de venganza porque el PRI no apoyó la reforma eléctrica de López Obrador. Y en eso estaremos todos de acuerdo, pero tampoco esa acusación contra el gobierno limpia los “pecados” que nunca ha negado haber cometido.
Que el gobierno de la 4T pretende “reventar” la coalición Va por México es indudable, pero para ello ha dirigido sus baterías al eslabón más débil y más vulnerable. Y sin duda, no se equivocó.
“Alito” Moreno no sólo se ha convertido en un dirigente incómodo para el priismo en general, más allá de la disputa que otros grupos al interior le hacen del partido, sino también lo es, y mucho, para la misma coalición partidista en su ruta para los comicios del 2023 y 2024. Y es que no basta con que haya cumplido su palabra frente al panista Marko Cortés y el perredista Jesús Zambrano, así como ante el padre de la coalición Claudio X. González, sino que se trata del costo que tendrá para lo que viene cargar con el lastre que es el dirigente priista. Por algo ninguno de ellos ha salido en su defensa, y por eso el PAN y el PRD terminarán pagando los “platos rotos” por el priista.
Alejandro Moreno es indefendible por cualquier lado que se le quiera ver. Y si de veras quiere ayudarle a su partido y a sus aliados políticos, ya debería de estar pensando la manera y razón en que anunciará que se hace a un lado y renuncia a la presidencia del PRI.
Si da ese paso, serán muchos mexicanos más que no están de acuerdo con el gobierno de la 4T los que se lo agradecerán. De no hacerlo, entonces sólo estará velando por su interés personal.
Y si no, al tiempo…