Todo parece indicar que la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) ha decidido enviar un severo mensaje al gobierno federal y a las autoridades estatales donde no sólo sus sacerdotes han sido víctimas del crimen organizado sino también amplios sectores de la sociedad, pero particularmente quienes han perdido un ser querido, ya sea por homicidio, feminicidio o desaparición, hechos que en Jalisco se han convertido en cosa muy común.

Las declaraciones del cardenal José Francisco Robles Ortega así lo prueban y confirman que la jerarquía católica en el país ha decidido no solamente alzar la voz sino comenzar a actuar de manera firme y decidida ante gobiernos -federal y estatales- que no han sabido estar a la altura para solucionar el grave problema de la inseguridad pública que azota a la población y que, por el contrario, están preocupados más por satisfacer sus intereses personales de cuidar el cargo y el poder que hoy tienen o por seguir acumulándolos, cargos y poder.

A diferencia del silencio que había guardado prácticamente desde su arribo como Arzobispo de Guadalajara, hoy el cardenal Robles Ortega parece estar decidido a tener un papel más activo, con mensajes claros a quienes nos gobiernan.

Dijo: “Cuántos hermanos hay en este momento tirados en el camino de la vida y pasamos de largo, no los reconocemos y no los atendemos; no tenemos el suficiente cuidado de nuestros hermanos. Por eso tenemos a tantos ejecutados, por eso tenemos tantos jóvenes inmersos o involucrados en el mundo de la droga y del mal”.

Y luego se refirió de manera ruda a los gobernantes que deberían de dar seguridad a sus gobernados:

“Muchas veces quienes tienen esa misión, este encargo por la ley, por la Constitución, por el voto favorable de la ciudadanía, que tienen el deber de cuidarnos, están a veces más ocupados en cuidar su postura alcanzada o por alcanzar su postura política. Están más empeñados en cuidar su partido, cuidar su puesto, cuidar y asegurar su futuro en lugar de cuidarnos”.

¿Qué nombres pueden venirnos a la mente al leer las líneas anteriores? ¿El del gobernante que está empeñado en acelerar la lucha electoral desde el máximo cargo del país, y que reitera que su estrategia de seguridad es la correcta y no la modificará aunque se lo exijan? ¿El del gobernante que reacciona negando las revelaciones públicas de quienes han sido víctimas de la delincuencia, sólo porque no existe una denuncia ante la Fiscalía -que no es confiable-, y que reitera que en la tierra que gobierna los hechos delictivos van a la baja en contraste con el sentir ciudadano que advierte el riesgo de andar en la calle a cualquier hora del día? ¿O el de los gobernantes a los que sólo les interesa convertirse en “showman”, en meros “influencers” en las redes sociales, y que se preocupan por engañar a sus gobernados haciéndoles creer que basta ser populares para ocultar el pésimo gobierno que encabezan?

Pero el cardenal José Francisco Robles también advirtió que ante el nivel de inseguridad que se vive en el país, su labor no se limitará a llevarlo a cabo dentro de los templos sino que la Conferencia del Episcopado los instruyó a celebrar misas u oraciones en lugares significativos que representen a todas las personas que han desaparecido o sufrido muerte violenta, sean homicidios dolosos, feminicidios, activistas sociales o cualquier otra persona en situación de exclusión o vulnerabilidad.

¿Acaso esto significa que veremos a sacerdotes oficiando misas u orando, por ejemplo, en la glorieta de los Niños Héroes que ha sido adoptada por familiares de los desaparecidos para recordar su condición y el clamor de que los están buscando? ¿O quizás en aquellos lugares donde se han encontrado fosas clandestinas con cadáveres o restos de personas, por ejemplo en Tlajomulco u otros municipios más? ¿O quizás en aquellos lugares que se han elegido para denunciar los feminicidios, cuyo número en Jalisco lo mantiene como uno de los estados con alto índice de estos delitos?

¿Será que tras el asesinato de los dos sacerdotes jesuitas en Chihuahua, la jerarquía católica está dispuesta a actuar de manera más visible y enérgica para demostrarle a los gobiernos que no está de acuerdo con sus estrategias en contra de la delincuencia y el crimen organizado? ¿Será que ante los hechos delictivos de los que han sido víctimas sacerdotes y otros miembros del clero católico, el papa Francisco les dio “luz verde” para tomar medidas más enérgicas? ¿Qué papel jugará en este caso el recién nombrado Nuncio Apostólico, Joseph Spiteri? ¿Al clima de violencia y seguridad, se debió que la Santa Sede se decidiera a designar ya al sucesor del ex nuncio Franco Coppola, que dejó el cargo hace siete meses?

Seguro no tardaremos mucho tiempo para encontrar las respuestas a todas estas preguntas,

Al tiempo…