Uno de los mejores debates que he tenido oportunidad de ver es el que ayer celebraron los candidatos a la presidencia municipal de Zapopan, Pedro Kumamoto Aguilar y Oscar Santos Fizo, de la coalición Sigamos Haciendo Historia y Fuerza y Corazón por Jalisco, organizado por el Instituto Tecnológico de Estudios de Occidente (ITESO), al que canceló su participación el candidato de Movimiento Ciudadano, Juan José Frangie Saade, por razones de agenda -informaron-, ya que tenía programada una visita al tianguis de Santa Margarita.

Kumamoto y Santos hicieron una buena exposición de sus proyectos de gobierno que el segundo combinó, sin estridencias ni agresiones, y sin necesidad de utilizar un lenguaje contrario al que debe recurrirse en una institución educativa, con críticas al primero, entendible porque ese era el papel que estaba obligado a jugar cuando la posición en las encuestas lo colocan en un lejano tercer lugar en la preferencia de los zapopanos. Lo hizo bien porque no necesitó recurrir a “guerra sucia” o sacar “trapitos al sol” ni mucho menos a temas de carácter personal o privado de su adversario, y quizás eso le sume puntos, pero aún insuficientes para competir por los dos primeros lugares.

Oscar Santos demostró tener “tablas”, conocimiento y experiencia política, y bien dijo: “Son pocas las oportunidades que tenemos de contrastar los proyectos políticos (…). Hay que aprovechar el tiempo para hacer contrastes”. Sin embargo, los contrastes no los hizo entre su proyecto y el de Kumamoto, sino que se refirió a temas del gobierno federal como el fraude en Segalmex, el Tren Maya, la refinería Dos Bocas, entre otros, que se advirtieron fuera de lugar, y que obligó a los estudiantes a presionarlo a que respondiera la pregunta y no se desviara del tema.

La referencia más directa contra Kumamoto fue cuando recordó su lucha con aquella frase de “sin voto no hay dinero”, la fundación del partido Futuro y las prerrogativas que le otorgó el Instituto Nacional Electoral (INE) en el período 2022-2023 de 36 millones de pesos con el 3.5% de la votación, que contrastó no con lo que recibió su partido, el PRI, sino lo que obtuvo el PAN de 17 millones de pesos con el 17% de la votación.

Por su parte, Pedro Kumamoto demostró que sabía a qué iba y que sería objeto de reclamos o críticas por parte de estudiantes de su Alma Mater. A su llegada fue increpado por algunos estudiantes que portaban cartulinas con textos en su contra y a los que encaró en silencio. Ya en el auditorio, cuando hacía uso de la palabra, uno de esos muchachos se acercó y le lanzó una almohadilla en forma de “hueso” y se salió. El candidato a la alcaldía se agachó, la levantó y con ella en la mano dijo:

“Esto es la política del pasado de no dialogar y no platicar. Yo creo que se tiene que salir de estos foros, que tiene, más bien, que precisarse el diálogo, escucharnos con argumentos… Ojalá y lo reconsidere el compañero; va a haber todo el espacio para comentar, para preguntar, para cuestionar. Creo que eso es fundamental…”.

El desarrollo del debate continuó sin contratiempos. Kumamoto, sabedor de que es puntero en las más recientes encuestas publicadas, asumió el papel correspondiente y no se “enganchó” con ninguna de las provocaciones de Oscar Santos. Nada contestó y ni siquiera deslizó referencia alguna a las críticas hechas por el candidato priista. Se dedicó exclusivamente a delinear -ante una inicial buena asistencia del estudiantado que luego fue abandonando el lugar-, su proyecto de gobierno, demostrando que ya superó a aquel joven idealista del 2015 que muchos quieren ver aún hoy en el 2024, y que ha tomado en serio su papel de político, integrante de un partido y que sabe jugar ya las reglas escritas y no escritas del sistema mexicano.

Ojalá, pues, que en lo que resta de las campañas podamos ver más debates como el que nos ofrecieron ayer Pedro Kumamoto y Oscar Santos.