En las últimas semanas los “lemuslovers” se han mostrado muy sensibles y ser de piel muy delgada, además de estar muy preocupados y desesperados, pues no les dicen lo que quisieran escuchar y, por tanto, se van contra el mensajero.

Aunque se niegan a reconocerlo abierta y públicamente, pero lo confiesan “en corto”, muchos emecistas son escépticos respecto a que Movimiento Ciudadano gane la gubernatura, la mayoría de las diputaciones locales y las principales presidencias municipales, comenzando por las de la zona metropolitana. Recuerden que el primero en demostrar su escepticismo fue el propio gobernador Enrique Alfaro Ramírez, cuando no se atrevió a pronosticar un triunfo, pidió esperar a ver qué sucede el dos de junio y qué es lo que deciden los jaliscienses.

A diferencia del 2018, nadie apuesta hoy que Movimiento Ciudadano arrasará en esta elección y ni mucho menos que se llevará “carro completo”.

Pero déjenme antes comentarles -por todo lo que nos enteramos que sucedió y conocimos a partir de aquel “quiebre” interno de noviembre-diciembre del 2022 al interior del emecismo en Jalisco, cuando se disputaba aún la candidatura al gobierno estatal, hasta el rompimiento del Grupo Jalisco con la dirigencia nacional del partido-, que esta campaña en torno al candidato a la gubernatura tiene un “tufo” muy alto de hipocresía y que la “unidad” y “camaradería” solo existe en las imágenes posadas para las fotografías o videos. Saludos y palmadas de frente, “cuchilladas” por detrás.

Pero, como dijo Alfaro, de eso podríamos hablar después del proceso electoral de junio próximo.

Hablemos de lo que los “lemuslovers” quieren escuchar: que Jesús Pablo Lemus Navarro ganará la elección y será el nuevo gobernador de Jalisco, “haiga sido como haiga sido”. Partamos de ahí, y por supuesto, que eso puede suceder. Aquí no hemos afirmado ni asegurado que no ocurrirá, pero hemos deslizado la posibilidad de que no sea así. Pero digamos que gana.

¿Podemos apostar que tendrá mayoría legislativa en el Congreso del Estado? No hay señales de que así pueda suceder, pero digamos que sí. ¿Cuántos de los hoy candidatos son de él, cuántos son “lemusistas”? La mayoría no lo es, y ya sabemos qué sucedió en el Ayuntamiento de Guadalajara al no tener esa mayoría de regidores que le respondieran a él. Fue su rehén.

¿Cuántos candidatos a diputados federales son de Lemus? ¿Qué garantía hay de que los que ganen le respondan a él y se “vuelquen” a apoyarlo? ¿Cómo podrían hacerlo, cómo podrían “bajar” recursos para el estado, si el gobierno federal no será de Movimiento Ciudadano y hay muchas posibilidades que no sea tampoco del PAN, PRI y PRD, en los que podría encontrar algún apoyo? ¿Y qué si ganan Alberto Esquer y Mirza Flores? Se encontrarán con el mismo escenario que los diputados federales: con un gobierno morenista que no les “soltará” fácilmente los recursos que pidan.

Y aquí lo más importante: ¿Y qué si gana Lemus la gubernatura y Claudia Sheinbaum la presidencia de la República? ¿Le esperan a Jalisco y a los jaliscienses otros seis años de aislamiento y de olvido, como sucedió prácticamente con este gobierno alfarista? ¿O podemos esperar que la 4T gustosa le pondrá “alfombra roja” y destilará recursos al gobernante que los menospreció llamándolos “chilangos con chaleco guinda”; que los señaló de “querer apoderarse de lo que nos pertenece a los jaliscienses”; que los acusó de que si gana Morena la gubernatura y se coordina con el gobierno federal, convertirán a Jalisco en un Guerrero, Michoacán o Colima; que no oculta cuánto aborrece a Morena, calificándolo de que si gana será un “gobierno ‘chilango’ de cuarta”?

Augurando este escenario, ¿tendrá los recursos económicos necesarios para cumplir con las obligaciones heredadas del alfarismo, de entregarle al Poder Judicial y a la Universidad de Guadalajara sus respectivos presupuestos constitucionales, además de que cargará con la enorme deuda que le hereda también Alfaro Ramírez?

¿Qué escenario político le espera a Lemus Navarro como gobernador con un partido que lo llevó a la gubernatura, pero que aborrece y en el que presume que jamás militará? ¿Y qué de un Poder Judicial que controlan personajes ajenos al poder “naranja”, pero muy metidos en la política, y que no se reportarán con él o terminará “doblegado” a ellos? ¿Y qué de la Universidad de Guadalajara que se la juega con la 4T y que “restauró” su relación con Enrique Alfaro? ¿Y, además, qué de los órganos autónomos de los que no tiene el control y son otros los que son en ellos “el poder tras el trono”?

Si, dirán que soy muy fatalista, pero es la realidad que le espera a los jaliscienses y al propio Jesús Pablo Lemus en caso de ganar la gubernatura. ¿O alguien cree que si gana, en automático el escenario en Jalisco será “color de rosa”; el gobierno federal -entiéndase Sheinbaum-; los legisladores federales y locales, así como los presidentes municipales de Movimiento Ciudadano; el Poder Judicial, la UdeG, los órganos autónomos, etcétera, “caerán a sus pies” rendidos para que haga de ellos lo que quiera?

Esto es política, no es un show. El propio Lemus, cegado por su soberbia, “dinamitó” un mejor escenario para él, para los jaliscienses y para el estado.

Ahí está, pues, lo que querían escuchar o leer los “lemuslovers”: Jesús Pablo Lemus sí puede ganar la gubernatura, pero vayan anotando el costo que pagarán Jalisco y los jaliscienses.

Al tiempo…