A 16 días de que arranquen las campañas por la presidencia de la República ya sabemos que Claudia Sheinbaum Pardo lo hará en la Ciudad de México, gobernada por Morena, concretamente en el Zócalo; Xóchitl Gálvez Ruiz la iniciará “en alguna plaza” de Guanajuato, donde por más de 30 años ha gobernado el PAN, pero no se sabe si será en la capital o en alguna otra ciudad como León;… ¿y Jorge Álvarez Máynez? Hasta el momento se ignora, pero tiene dos opciones que serían muy representativas: Jalisco o Nuevo León. El primero, es el estado bastión de Movimiento Ciudadano en el país; el segundo, es sólo la entidad que gobierna su “gurú”, amigo y “destapador” Samuel García Sepúlveda.
El lugar de arranque de una campaña tiene su simbolismo y resulta importante para la candidata o el candidato, para su equipo de campaña, pero, principalmente, para sus seguidores y simpatizantes.
Quizás hubiera sido mal visto que Sheinbaum Pardo no arrancara su campaña en la capital del país, no sólo porque la gobierna su partido sino porque ella fue Jefa de Gobierno antes de dejar el cargo para buscar y ser candidata presidencial. Gálvez Ruiz es senadora del PAN, hidalguense de nacimiento, pero es representativo que inicie su campaña en una entidad panista, pues además en Hidalgo hoy gobierna Morena y la administración anterior fue priista. Ambos casos son significativos.
¿Y Álvarez Máynez? Él es zacatecano de nacimiento, pero su estado lo gobierna Morena. Es diputado federal -plurinominal- por Jalisco, pero su relación con el gobierno del Estado y con el emecismo jalisciense es pésima, por no decir inexistente. Lo único que lo une a este estado es ser representante popular por él y haber estudiado en el ITESO. ¿Iniciará su campaña en Nuevo León? Lo único que lo identifica con aquella entidad son las “francachelas” (“Reunión de varias personas para regalarse y divertirse comiendo y bebiendo, en general sin tasa y descomedidamente”: Real Academia Española) que ha sostenido con el gobernador Samuel García. No hay nada más que lo una a aquella entidad.
Pero, además, ¿es saludable, favorable y conveniente que mantenga esa dependencia tan estrecha con García Sepúlveda, cuando ya de por sí dicen que prácticamente es su jefe -se olvidó de Dante Delgado-, y que no le hace caso a nadie más que no sea al mandatario regiomontano? Fue Samuel quien lo “destapó” como candidato; fue Samuel quien le organizó su cierre de “precampaña”; fue Samuel quien lo invitó al palco del estadio de futbol donde hizo sus desfiguros y quedó “marcado” para siempre como “bebedor empedernido” -aunque no lo sea-. ¿Será Samuel, ahora, quien le organice su arranque de campaña?
¿Dónde carajos puede Álvarez Máynez iniciar su campaña presidencial que logre impactar más que en su “destape chelero” o que en su “videoescándalo” futbolístico?
Pero hay otro renglón en el que el candidato presidencial de Movimiento Ciudadano parece estar también “huérfano”: su equipo de colaboradores. ¿Quiénes lo acompañarán en esta aventura de buscar ser el próximo presidente de la República? A veces hasta se duda o cuestiona que vaya a tener todo el respaldo de su dirigente nacional, Dante Delgado, luego de los ridículos que ha hecho y que han provocado la caída de su partido en la preferencia ciudadana, por más que le invierta en el marketing en las redes sociales.
Dante ha pasado a ser uno de los “damnificados” por los desfiguros de su candidato. Prácticamente decidió desaparecer de las redes sociales. Ya no le hacen gracia aquellos mensajes tipo “La palabra canta” o promover su sombrero o sus lentes, cuando ya nada impacta a la ciudadanía.
Nunca se imaginó Dante Delgado que entregarle el partido a la frivolidad iba a convertirse prácticamente en su tumba política. ¿Logrará “levantarse”?