Por Julio César Hernández
Hay que advertir que el Consejo Económico y Social no es el único organismo que ha sido tomado como “rehén” por las disputas entre grupos dentro del Partido Acción Nacional, del que aprovechan para colgarse algunos terceros y llevar agua a su molino.
Sin embargo, habría que destacar que en el caso del Cesjal hay integrantes del mismo que han tomado partido por una de esas corrientes panistas: los empresarios, a favor del grupo del gobernador Emilio González Márquez, encabezados por su presidente Tomás López Miranda.
En este sentido, los consejeros integrantes de los sectores social y académico-asistencial, subrayan que el Cesjal ha sido convertido en campo de batalla de la confrontación entre miembros de los poderes Ejecutivo y Legislativo, quienes disputan dentro del PAN la preeminencia de los grupos encabezados por Herbert Taylor (y todos los enmarcados en el equipo emilista) y Jorge Salinas (englobando a los paquistas-rosalistas).
Los consejeros de los sectores social y académico-asistencial, puntualizan un recuento de los puntos controvertidos –y que rechazan categóricamente-, de la iniciativa de reforma de los legisladores del PRD y PRI.
Advierten que se pretende modificar su objetivo y misión social, pues de ser actualmente un organismo que da voz e interlocución a la sociedad civil organizada, buscan convertirlo en un cuerpo de consulta –tipo de Staff Técnico- del Poder Legislativo.
De igual manera, cuestionan la pretensión de Alfaro y Galván de condicionar su tarea imponiéndoles una agenda fija –las siete áreas estratégicas, les llaman ellos-, con un eje determinado, en lugar de dar paso a la dinámica de la sociedad con una agenda libremente determinada.
Reprueban también la intentona de condicionar el presupuesto del Cesjal, al atarlo a cubrir la agenda que los propios diputados pretenden imponer, anulando la libertad de iniciativa de proyectos que no estén contemplados en la misma, pues ya no habría recursos para cubrirlos.
Y por supuesto rechazan la pretensión de imponerles la integración, en cada una de las llamadas áreas estratégicas, de siete consejeros expertos que no tienen representatividad social como el resto de los consejeros y que podrían ser manipulables.