Por: Hugo Luna

El Pro Árbol, es el principal programa de apoyo al sector forestal por parte de la federación. cuyo objetivo central es contrarrestar la deforestación en México. Somos el quinto país con mayor devastación del mundo, es víctima de la corrupción. Como sucede en la mayoría de los programas sociales oficiales, la ausencia de una estrategia de rendición de cuentas ha dejado “enterrados” millones de pesos destinados a la siembra de árboles en 2007 y 2008. Este es sólo un ejemplo del despilfarro institucional en el que opera toda la administración pública.

En papel, Pro Árbol brinda apoyos a los 101 municipios con mayor índice de marginación en el país para impulsar el desarrollo forestal del país, según la normatividad del programa “garantiza la eficacia, transparencia y equidad en la entrega y ejercicio de los recursos forestales, ya que los 45 conceptos de apoyo que abarca están sujetos a reglas de operación”. Hoy comprobamos que tales normas son de papel.

Para muestra un botón. El ejido Doctor Domingo Chanona, en Chiapas, debió haber recibido para estas fechas alrededor de 57 mil pesos para reforestar cerca de 75 hectáreas. Sin embargo, el comisariado ejidal, niega haber recibido a la fecha un solo centavo de la Comisión Nacional Forestal (Conafor). Contrario a lo que prevén las reglas de operación de Pro Árbol.

El problema es que no hay mecanismos de verificación para saber cómo se han invertido los fondos ni tampoco si los resultados corresponden al gasto. Tan sólo en Jalisco —donde la Conafor otorgó, el año pasado 51 millones de pesos. Los principales municipios que fueron beneficiados por Proar bol de la Comisión Nacional Forestal (Conafor) fueron Talpa de Allende, con la aprobación de 102 proyectos; Mascota, con 63 solicitudes, y Ojuelos, con 56 peticiones.

Con los citados ejercicios se beneficiaron mil 125 proyectos, a los que se destinaron 51 millones 2 mil 398 pesos, mismos que impactaron en un total de 35 mil 173 hectáreas ubicadas en 93 municipios de la entidad. Los beneficiados de este esquema gubernamental suscribieron un convenio de adhesión, además de tomar un curso de capacitación sobre sus derechos y obligaciones, y posteriormente ejecutar sus proyectos.

Más grave incluso sería confirmar que la aparente ineptitud es, en realidad, una estrategia deliberada para sacar provecho electoral de los apoyos entregados a través de Pro Árbol. Vale la pena investigarlo, dada la facilidad con la que pueden burlarse los controles presupuestales.