Por Julio César Hernández
No son pocos los aspirantes a la dirigencia del Comité del PRI en Guadalajara. En estricto orden alfabético apunte usted a los siguientes: Leobardo Alcalá Padilla, Eduardo Almaguer, Luis Cisneros, Juvenal Esparza, Rubén Leyva, Roberto El Chino López y Héctor Pizano Ramos.
Cualquiera pudiera creer -aunque casi por lo general nunca es cierto- que todos estos aspirantes tienen con qué contender por un cargo partidista de la importancia del comité tapatío, independientemente del método que pudiera elegirse para llegar al cargo. Unos podrán decir que tienen el apoyo de la mayoría de consejeros políticos; otros que son capaces de sumar la simpatía de la mayoría de la base militante; y algunos más que no tienen duda de que los apoyará la mayoría de delegados de sectores, organizaciones y movimientos adheridos al Revolucionario Institucional.
Es cierto que en estos casos, muchos presumen que traen las canicas suficientes para ponerse al “tú por tú” con los demás contendientes; que tienen un trabajo partidista que los respalda lo suficiente como para que el voto de la mayoría les pague sus “sacrificios” por el partido; o que simplemente tienen un buen padrino que les asegura la obtención del preciado trofeo.
Pero casi siempre los más se apuntan como aspirantes para alcanzar el repechaje, o sea, que sean tomados en cuenta más adelante para ser integrados a la planilla que contenderá por el gobierno municipal. Yo le asegura que es el caso de la mayoría de los arriba mencionados.
¿Y sabe por qué? Porque en la pasada sesión del Consejo Político Municipal, donde se definió el método de elección del próximo dirigente que sucederá a Alberto Mora Martín del Campo, todos losmencionados quedaron en ridículo. Y es que de los poco más de 300 consejeros tapatíos en la lista, apenas si asistieron poco más de 60, que en una segunda convocatoria aprobaron que la elección fuera mediante el Consejo Político Municipal.
¿Dónde están, entonces, los consejeros que cada uno de los aspirantes apuntados decía tener? ¿De entre estos 60 consejeros, a quién apoya la mayoría? ¿Dónde están los consejeros de Leobardo, los de Eduardo, los de Luis, los de Juvenal, los de Rubén, los de Roberto y los de Héctor?
¿A poco deveras consideraron que no era necesario asistir, pues finalmente ya sabían cuál sería el método impuesto, más que elegido?
¿O será que ninguno quizo medir fuerzas frente a su adversario, sino hasta el día de la elección?
Señores aspirantes: el asunto es serio si quieren ganar la elección en el 2009. Si únicamente aspiran a ser regidores, entonces no hagan el ridículo aduciendo que tienen el apoyo mayoritario, cuando no son capaces de hacer que sus consejeros simpatizantes acudan a la sesión del Consejo.
¿O acaso simplemente estarán esperando el dedazo, disfrazado de candidato único?
Para mi que eso es. Pero así, les aseguro que seguirán siendo oposición en Guadalajara. Ni duda cabe.