Por Hugo Luna

De no atenderse de forma adecuada, el calentamiento global puede convertirse en un factor de inestabilidad política, que llegaría a afectar el desarrollo económico. El problema es de amplia magnitud que ya rebasó el momento en que la participación ciudadana consciente puede hacer la diferencia.

Frente a esta realidad, Se requiere de acciones radicales, por ejemplo: la reforma fiscal que le urge a nuestro país; pero cada vez más se complica en el terreno de la conducción política.

El riesgo no es menor, Si el gobierno federal no emprende esfuerzos serios, el calentamiento global puede convertirse en un fenómeno que incluso podría detener el ritmo de expansión de la economía mundial. Así de claro.

La contaminación del planeta ha llegado a un nivel en que los esfuerzos para mitigar el cambio climático deberán ser impulsados decididamente por los tres niveles de gobierno.

En el caso de México es interesante, pero nuestro estado es fundamental por su potencial para generar electricidad aprovechando la luz solar, el viento, y también por medio de la geotermia, es decir, mediante el calor que surge del interior de la tierra en forma de vapor.

Jalisco debería considerar principalmente tres fuentes, la solar, la eólica y la geotérmica para construir una nueva economía energética para el país.

La responsabilidad sobre el tema del calentamiento global es, fundamentalmente, de los gobiernos. Pero la clave, está en que los mercados digan la verdad acerca del ambiente.

Es decir: Eso significa incluir el costo indirecto de quemar combustibles fósiles, como el petróleo y el carbón, en el precio de los productos. La manera de lograr eso es reduciendo los impuestos sobre las ganancias de las personas, y aumentar impuestos sobre las emisiones de dióxido de carbono, Terminaríamos pagando el mismo monto, pero lo que cambia es el perfil de lo que se va a cobrar como impuesto.

Debido a estas consecuencias, la comunidad científica mundial ha concluido que es necesario actuar con rapidez para reducir las emisiones de dióxido de carbono.

La moneda está en el aire, y es el momento de dar pasos firmes para evitar una catástrofe que se heredará a las siguientes generaciones.