Más allá de los memes y los extraordinarios cartones que registraron puntual y fielmente la escena en la que el gobernador Enrique Alfaro Ramírez se “lavó las manos” -tras la masacre en Tonalá-, de la serie de multihomicidios que se han registrado en Jalisco en lo que va del años, deberíamos de preguntarnos si el gobierno alfarista ya claudicó ante la delincuencia, ¿cuál es la realidad que vive el estado en esta materia? ¿por qué el mensaje contradictorio del Mandatario estatal?
En mi entrega de ayer -La masacre y el eterno pleito con el lópezobradorismo-, referí las declaraciones que el gobernador Alfaro ha hecho respecto al gobierno federal y el tema de la inseguridad pública, con lo que únicamente genera confusión, incertidumbre y grandes dudas sobre la actuación de los dos niveles de gobierno, el federal y el estatal, al respecto.
Anoté que anteayer por la mañana declaró a Ciro Gómez Leyva que “llevo tres meses pidiendo apoyo del gobierno federal para combatir al crimen organizado en Jalisco y no he sentido acompañamiento…”. Pero recordé que hace apenas mes y medio, al salir de su encuentro con López Obrador en Palacio Nacional, reveló que “abordamos -él y el presidente-, por supuesto, la agenda de seguridad y los desafíos que vamos a enfrentar este año juntos…”. ¿Le hizo ver al presidente que su llamado de auxilio no era escuchado por sus colaboradores? Parece que no.
Comenté también que anteayer en la “mañanera”, el propio López Obrador recordó que “hablé con el gobernador de Jalisco hace un mes y se acordó que vamos a reforzar, aunque hay presencia (…), la Guardia Nacional, Ejército y Marina…”, y no explicó que haya sido a petición expresa o de auxilio del Mandatario estatal.
Pero ahora aparece otro dato. Apenas hace un mes, el dos de febrero pasado, el gobernador subió a sus redes un video donde apenas amaneciendo revela que está en la Ciudad de México donde sostendría, junto con sus colaboradores, una reunión en Palacio Nacional con el gabinete de seguridad federal.
Más tarde, al salir de la reunión, escribió en sus redes sociales: “La reunión de hoy con los gabinetes federal y estatal de seguridad en Palacio Nacional, fue positiva y de coordinación para tratar temas muy importantes en la agenda de Jalisco. Se reconocieron los importantes avances de nuestro estado en la materia, pero también se puso sobre la mesa en donde hay que apretar y se establecieron rutas de trabajo que iremos desahogando en los siguientes días”.
En la fotografía que acompaña su texto aparecen, además de Alfaro y sus colaboradores, nada menos que el secretario de la Defensa, Luis Crescencio Sandoval; la secretaria de Seguridad Federal, Rosa Icela Rodríguez; el subsecretario de Gobernación, Alejandro Encinas; ademas de Julio Scherer Ibarra, consejero Jurídico de la Presidencia, y Lázaro Cárdenas Batel, coordinador de Asesores del presidente.
¿Cómo es posible, entonces, que se queje que desde hace tres meses ha pedido apoyo al gobierno federal para combatir al crimen organizado y no ha “sentido acompañamiento”, si hace un mes y medio estuvo enfrente del propio presidente de la República y hace apenas un mes se reunió con el gabinete de Seguridad de ese gobierno federal del que ahora se queja, encabezado por el mismo secretario de la Defensa y la secretaria de Seguridad Federal?
¿Por qué al salir de esas reuniones presume que una fue, con el presidente, “amable y respetuosa”, en la que “abrimos canales de comunicación”, y de la otra, con el gabinete de seguridad, que “fue positiva y de coordinación” y en la que “se establecieron rutas de trabajo”? Y entonces, ¿por qué ante la avalancha de sucesos de sangre en Jalisco que evidencian los altos índices de inseguridad pública sale a decirle a los jaliscienses que el gobierno federal no hace caso a sus llamados de apoyo y que no siente ese “acompañamiento”?
¿Por qué esos mensajes encontrados del gobernador de Jalisco? ¿Por qué si ha hablado directamente con el presidente y con las cabezas del gabinete de Seguridad federal, se queja de que no es escuchado? Tras sus salidas de ambas reuniones, nunca informó a los jaliscienses que les haya pedido o exigido un mayor apoyo para combatir al crimen organizado y que se comprometieron a hacerlo. Simplemente reporta que todo fue “amable y respetuoso” y “positivo y de coordinación”.
¿Por qué se celebra que dichos encuentros sean exitosos y luego la queja de que no hay apoyo? ¿Qué deben de creer, entonces, los jaliscienses? La desinformación también proviene del gobierno.