Alfonso Javier Márquez

Aristóteles Sandoval está obligado a no cometer los mismos errores que los dos últimos caudillos de los priístas que buscaron la posición líder moralmente de la política en una circunstancia como la que vive el PRI.

Posición moralmente líder significa el candidato a Gobernador en las elecciones de cada seis años y en las intermedias el candidato a presidente municipal de Guadalajara. No es ningún secreto que la elección eje de todas las demás es la de la capital del Estado ni tampoco es novedad que el presidente municipal se convierta automáticamente en pre candidato a gobernador tan pronto como asume el poder. Es por ello que es tan codiciada la candidatura para Guadalajara.

En el PRI suena extraño que la anhelen tantos si perdieron el poder hacer 14 años y desde ese entonces la capital tapatía luce completamente empanizada. Algunos distritos como el nueve, muy popular, donde el tricolor tenía su fuerza ahora son predominantemente panistas.

No obstante cada tres años, parece que la gente está cansada del PAN y le dará una nueva oportunidad al PRI. Cuando Jorge Arana fue el candidato en el 2003 parecía que era imparable y su ventaja en las encuestas irremontable. No fue así, perdió y hasta la fecha no ha vuelto a tener una nueva oportunidad en las posiciones importantes de la política local.

Jorge Aristóteles está obligado a analizar cuáles fueron los errores de Arana en aquella campaña para no cometerlos. El nuevo candidato a presidente municipal por el PRI participó en aquella contienda en la que aspiraba a ser diputado por lo que no le será difícil desempolvar los recuerdos, reflexionar y no cometer la misma cantidad de errores que cometió el de Tonalá.

Pero Aristóteles también deberá analizar lo que le ocurrió a Arturo Zamora que aunque aspiraba a gobernador, sería el equivalente a lo que él será en este proceso, si lo pretendemos comparar con el más reciente.

Habrá que ver no solo los errores sino los aciertos de Acción Nacional y las estrategias mediante las cuales exitosamente siempre vuelven a convencer a los electores de que les den la confianza.