Gilberto Pérez Castillo
Este lunes 22 de enero el Consejo General Universitario elegirá a quien será por los próximos seis años el Rector General de la Universidad de Guadalajara.Ésta es una de las grandes decisiones políticas que Jalisco espera cada seis años dada la trascendencia que tiene que la Universidad sea la principal educadora del Estado, la importancia que ésta ha alcanzado en la vida cultural y social más allá de la entidad, la cantidad de recursos que maneja y la influencia política y social que tiene en prácticamente todas la regiones del territorio jalisciense.
Dada la correlación de fuerzas alcanzada por los aspirantes, es de esperarse que el Secretario General con licencia Carlos Briseño Torres sea electo este día como sustituto de José Trinidad Padilla López.
El relevo se da en una etapa determinante para el grupo político que controla el gobierno de la Universidad desde 1989 y que encabeza el ex Rector Raúl Padilla López. Después de éste han sido rectores generales de la institución Víctor Manuel González Romero y José Trinidad Padilla López, los tres pertenecientes al mismo grupo.
En estos 18 años de poder universitario, el grupo al que pertenece el nuevo Rector General ha logrado mantener un casi monolítico control de la política interna en la casa de estudios. Sin embargo, como sucede con todo grupo político que permanece mucho tiempo en el poder, el desgaste empieza a asomarse y la agresiva reacción y oposición del ex Vicerrector Ricardo Gutiérrez, despedido por sus actitudes violentas, son un indicio de que la inconformidad al interior podría estarse gestando.
Con un todavía muy fuerte control interno, las debilidades más preocupantes para el grupo provienen básicamente de sus aventuras de tipo partidista en la política extra universitaria y de una débil legitimidad real al interior, dado el limitado reconocimiento del que gozan en la propia comunidad universitaria (alumnos, maestros, trabajadores y egresados).
En sus aventuras partidistas el grupo de la Universidad de Guadalajara ha tocado a diferentes partidos. Ha apoyado por igual a candidatos del PAN, PRI, PRD, PANAL y PVEM, no obstante tener el control del Comité Estatal del PRD en Jalisco.
Dos hechos relacionados con sus aventuras partidistas han afectado al grupo político universitario y le ha ganado muchos y poderosos enemigos fuera de sus muros: uno, el apoyo multipartidista acabó por catalogarlos como poco confiables a la hora de hacer alianzas electorales y; dos, su larga lista de derrotas terminó por destruir el mito que los consideraba una importante maquina de votos.
La última aventura electoral del grupo prendió los focos rojos y lo llamó a la reflexión profunda.
En la elección presidencial, aunque sin mucha intensidad dadas sus diferencias, apoyaron la candidatura de Andrés Manuel López Obrador y prácticamente no tendieron ningún puente con el ganador Felipe Calderón. Y no sólo eso: el Secretario de Gobernación de Calderón, Francisco Ramírez Acuña, es un reconocido enemigo político del grupo de Padilla López.
En la elección estatal, el grupo jugó con todo con el derrotado priista Arturo Zamora Jiménez y se enfrentó abiertamente con el panista ganador Emilio González Márquez. En esta aventura la cara más visible del grupo en el equipo zamorista fue precisamente Carlos Briseño Torres, lo que le ganó profundas diferencias con el equipo que entrará al gobierno estatal el primero de marzo.
Además en el Congreso del Estado existe una distribución parlamentaria que dificultará al grupo el cabildeo en esa importante instancia.
Es en este ambiente en el que asumirá la Rectoría General Carlos Briseño Torres. Por eso sus retos al interior y al exterior no son menores.
Al interior, ganar la más amplia legitimidad entre la comunidad universitaria para el grupo al que pertenece y para su propio rectorado, alcanzar las metas de tipo académico que la institución debe alcanzar, impulsar la modernización de la casa de estudios para hacerla viable en este nuevo siglo y mejorar la calidad de vida de sus trabajadores no son retos pequeños.
Como grupo político, otro reto al interior, será el generar el necesario equilibrio con los actores del propio grupo que evite que las inconformidades al interior se agudicen y hagan crisis con escisiones, enfrentamientos internos o con el surgimiento de una oposición organizada.
Al exterior, corresponderá al nuevo rector ser actor importante en la definición del futuro papel electoral que el grupo jugará. El grupo deberá hacer un balance sereno de los beneficios y perjuicios obtenidos en este terreno, valorar si debe continuar su coqueteo multipartidista o de plano jugársela con un solo partido, considerar si debe continuar participando en el apoyo a candidatos a cargos de elección popular o abandonar esa vía y empezar a establecer una comunicación productiva con los nuevos gobiernos federal y estatal. *Publicado en el Semanario Crítica el 22 de Enero de 2007.