Por Maggie G. Urzúa
Supongamos que fue soberbia el único factor para que Movimiento Ciudadano no integrara coalición con PAN y PRD. No hay fundamento en su “pecado capital”; los resultados de 2018, en números, evidencian que sin alianzas habrían cedido más diputaciones y senadurías a Morena o a independientes.
Ironías anaranjadas. Sin el voto azul y amarillo los escaños de Jalisco en el Senado serían, además de Antonia Cárdenas, para su compañero morenista Antonio Pérez Garibay; mientras Pedro Kumamoto ocuparía curul y abandonaría su aspiración por Zapopan.
La historia es otra: la primera representación jalisciense fue para Verónica Delgadillo y Clemente Castañeda, este último es el dirigente nacional de MC que se negó a coaligarse con sus salvadores (sobre todo los albiazules).
El INE validó 695 mil 871 sufragios para el Movimiento de Regeneración Nacional, a los que se sumaron más de 100 mil del PT y Encuentro Social. El partido tinto fue enviado al segundo lugar gracias al PAN, que le entregó 439 mil 831 votos a la fórmula Castañeda-Delgadillo; MC sólo reunió 647 mil 280; el PRD les dio 41 mil 501. Kumamoto obtuvo 761 mil 812.
Poniendo sobre la lupa únicamente al Congreso del Estado, encontramos una lista de favores panistas otorgados a la marca naranja, con una especial alerta: en varios distritos de la Zona Metropolitana de Guadalajara, Morena e integrantes del nuevo partido Futuro dejaron a MC en la lona con el voto por partido.
Analicemos algunas cifras arrojadas por el IEPC hace tres años.
Enrique Velázquez no habría podido construir la plataforma de Hagamos sin los 17 mil 170 electores de Acción Nacional en el Distrito 4 de Zapopan. MC llevó para su causa 32 mil 937, apenas 101 arriba de Morena. El PRD apenas juntó mil 336, y eso que era el instituto que lo abanderaba.
Siguiendo en la ex villa maicera, pero en el Distrito 10, el PAN recordó su antiguo dominio al darle el triunfo al emecista Esteban Estrada, con 32 mil 886 sufragios. De haber ido solos, Movimiento Ciudadano habría reunido 34 mil 138 y hoy la legisladora sería la independiente Susana Ochoa (52 mil 686).
En el interior, desde 2018 Morena ya se había erigido con fuerza… y eso que en aquellos tiempos no contaban con padrón de programas sociales.
En el voto por partido, en el Distrito 5 de Puerto Vallarta Luis Ernesto Munguía se sumó a la bancada emecista con apenas 6 mil 627 sufragios más que el partido del presidente López Obrador.
En el 19 de Ciudad Guzmán, Elizabeth Alcaraz Virgen se habría quedado sin diputación de no ser por los 14 mil 624 electores panistas y los 6 mil 863 perredistas. MC conquistó 41 mil 593, por 42 mil 86 de Morena.
El Distrito 15 (La Barca, Atotonilco el Alto y Ocotlán) le dio 37 mil 841 votos a Morena y 35 mil 414 a MC. Aquí su legislador local es Carlos Eduardo Sánchez, abanderado del PAN.
No es tanta la diferencia entre 53 mil 72 votantes de MC en el Distrito 9, que hicieron diputada a Miriam Berenice Rivera; por 49 mil 836 morenistas.
La controversial Mirza Flores ganó con 44 mil 711 en el Distrito 6 de Zapopan, donde no hubo coaliciones; Morena sacó 36 mil 52 y ellos sí tendrán alianzas este 2021.
Podríamos continuar en cada demarcación e incluyendo también los votos por diputaciones federales, pero estos ejemplos ilustran la debilidad emecista, a la que debemos añadir que Morena mantendrá este año el respaldo del Partido del Trabajo y de Somos (antes PES).
Consideremos también los triunfos de los morenistas en distritos de Tlaquepaque y Tonalá, ventaja metropolitana que podrían ampliar en junio próximo.
MC necesita menos soberbia y más manejo de crisis sino, tal como lo expresó nuestro compañero Julio César Hernández: podrían ser víctimas de “la maldición de las elecciones intermedias” a sólo seis años de que tomaron el poder.