Ya se que la sabiduría popular señala que las comparaciones son odiosas, pero también se que los seres humanos tendemos a ver en otros cosas que no notamos en nosotros, vemos la paja en el ojo ajeno y no vemos la viga en el propio.
Hoy una mayoría de mexicanos y tapatíos rechaza la personalidad y el estilo del político norteamericano y republicano Donald Trump, pero no ve esos mismos síntomas en el actual alcalde de Guadalajara. Enrique Alfaro Ramírez.
Hagamos un recuento de sus características comunes:
Ambos, Trump y Alfaro:
1. Se han aprovechado de los partidos tradicionales para avanzar políticamente, aunque después los desprecien o finjan despreciarlos. Se sabe que el norteamericano apoyó en su momento al Partido Demócrata como hoy abandera el Republicano, y que en ciertos momento se ha declarado “independiente”.
Alfaro, por su parte, ha pasado por el PRI, PRD y ahora está con Movimiento Ciudadano, aunque se declara “independiente”.
2. Se dicen exitosos en el mundo de los negocios, pero los dos se molestan cuando se les cuestiona acerca del real origen de sus patrimonios. Y, por supuesto, tampoco transparentan ese origen.
3. Se mueven bajo el principio de “estás conmigo o estás contra mi”. Su soberbia les impide entender que alguien no esté convencido o seducido de su “liderazgo”.
4. Son intolerantes a la critica. Cuando alguien osa cuestionarlos o diferir de sus posiciones responden con descalificaciones, no con argumentos.
5. Son proclives al autoritarismo, tanto dentro de sus propias organizaciones como ante la sociedad.
6. Sus estrategias de comunicación están basadas en las redes sociales porque desprecian a los medios tradicionales. No les gustan los contrapesos.
7. Se dedican a atacar a los “políticos”, como si ellos mismos no lo fueran.
8. Basan sus avances políticos en promover la confrontación.
9. Se creen más inteligentes que el resto. Sí, se sobreestiman porque olvidan que sus avances obedecen al desgaste de los partidos políticos tradicionales más que a un movimiento de verdadero cambio.
10. Se han beneficiado, y se siguen beneficiando, del sistema político y de la corrupción que tanto critican.
Repito, ya se que las comparaciones son odiosas. Será porque revelan diferencias o, como es este caso, similitudes que son muy incomodas.
Pero, parafraseando también a la sabiduría popular, parece que lo que en Trump es borrachera para muchos en Alfaro es simple alegría.
1 agosto, 2016