Mientras los detractores del titular de la Auditoría Superior del Estado menosprecian el trabajo del personal que labora en esta institución a la que han identificado como sinónimo de corrupción sin las pruebas que sostengan sus decires, los trabajadores la han calificado como un “muy buen lugar para trabajar”.
Al otorgarle el 81% de índice de satisfacción laboral, los empleados lograron que la Auditoría Superior (ASEJ) sea la primera dependencia pública en Jalisco -y una de las 15 en el país- que recibe la certificación de la organización Great Place To Work, reconocimiento que han recibido empresas privadas en la entidad como Compusoluciones, de José Medina Mora, presidente de la Coparmex; Grupo Urrea, Expo Guadalajara, Nike, Tequila Sauza, Finestra, Tierra y Armonía, Lodela, Alcatel, y Bansí, entre otras.
Y a diferencia de años atrás cuando el entonces presidente de la Coparmex, Oscar Benavides, deambulaba vergonzosamente por los pasillos del Congreso del Estado en busca de algún diputado que le recibiera un cheque personal por 35 mil pesos para que corrieran al auditor Alonso Godoy Pelayo; o cuando el ex presidente el sindicato patronal y hoy presidente municipal de Zapopan, Jesús Pablo Lemus, hacía las veces de “gatillero” en contra del auditor manifestándose a las afueras del edificio sede en las avenidas Niños Héroes y Washington; o cuando el ex dirigente del Consejo de Cámaras Industriales, Juan Alonso Niño Cota, se sumaba a las voces interesadas en “golpear” a Godoy Pelayo,  ahora fueron las cúpulas del sector privado las que atestiguaron el reconocimiento a la ASEJ.
Jaime Moreno Cerdeña, vicepresidente de la Coparmex; Juan José Tamayo Dávalos, vicecoordinador del Consejo de Cámaras Industriales de Jalisco;  Miguel Ángel Landeros, presidente del Consejo Mexicano de Comercio Exterior; y Jacobo Efraín Cabrera Palos, presidente del Consejo Agropecuario de Jalisco, junto con el delegado de la Secretaría del Trabajo, Gerardo Rodríguez Rodríguez, integraron el presidium de esta ceremonia, y ante quienes Godoy Pelayo dijo:
“La iniciativa privada tiene un interés real en la Auditoría Superior porque vive y sobrevive del pago de impuestos que sus empresas generan. Reconocemos -les dijo a los dirigentes empresariales- que vengan y nos revisen qué hacemos con sus recursos, porque nunca debió de existir división entre la IP y el sevricio público”. Y luego subrayó:
“Aquí  no construimos un edificio bonito o faraónico, como algunos dicen, aquí construimos cultura de fiscalización, cultura de legalización y cultura de servicio”.
Al destacar que de 2009 -cuando recibieron la primera- a la fecha, la ASEJ no ha perdido ninguna de las nueve certificaciones que ha recibido y que la convierte en la única entidad pública que tiene esta cantidad de reconocimientos, Alonso Godoy dijo que la Auditoría Superior “no es una oficina donde brote sangre como en un rastro” y que, además, en tiempo de crisis, denostaciones y ataques en su contra “no perdemos el tiempo en responderlas…”.
Este reconocimiento que sus propios trabajadores le dieron a la ASEJ se registra cuando el “golpeteo” en contra de su titular arrecía ante la seria posibilidad de que pudiera ser electo nuevamente para cubrir un período más al frente de esta institución y ante el ya momento cercano de conocer el resultado de la auditoría que le aplicó el Congreso del Estado y que todo indica que será aprobatorio, lo que ha puesto nervioso a más de uno.
Valga destacar que a diferencia de años atrás, hoy las cúpulas empresariales no se han sumado a las voces críticas, de descalificación y denostación en contra del titular de la ASEJ, sino que, por el contrario, han restaurado una relación que fue dañada por intereses de quienes hoy sabemos fueron beneficiados con recursos públicos de manera irregular o por quienes tomaron como bandera política el “golpeteo” para ganarse simpatías y llegar a los cargos públicos que hoy ostentan y que quizás hoy teman que pueda repetir en el cargo.
Así, pues, son los propios trabajadores de la ASEJ los que se encargaron de darle “cachetada con guante blanco” a los detractores de la institución -y no sólo de su titular-, que con sus denostaciones desacreditan y ponen bajo sospecha el trabajo de auditoría que realizan día a día.