Por Julio César Hernández
 
No creo exagerar cuando digo que el asunto del macrodonativo para la construcción del Santuario de los Mártires puede convertirse en la “manzana de la discordia” entre los jaliscienses y ser apenas la “chispa” que pueda encender los ánimos de quienes están en contra y quienes están a favor.
 
La aparición de calcomanías con un texto erróneo apoyando la construcción del Santuario y el pronunciamiento de los denominados miembros de la Guardia Nacional Cristera de apoyo al gobernador Emilio González Márquez, comienza a crispar los ánimos ciudadanos y eso no es lo más conveniente, pues nos puede llevar a  tiempos idos y ya superados.
 
El error, y grave, es que parece que el Ejecutivo alienta este enfrentamiento. O al menos fomenta la discordia.
 
Cuando los ánimos aconsejan prudencia a las autoridades, éstas parecen estar dispuestas a recurrir a instrumentos que lo ayuden a enfrentar el vendaval de críticas y señalamientos en contra por la aportación millonaria que otorgó, del erario público, para la construcción del Santuario.
 
Pero si la autoridad está convencida de que su actuación ha sido dentro del marco de la ley, única y exclusivamente, entonces tiene que ser tolerante a las voces discordantes y a la libertad que tienen para recurrir a las instancias que consideran convenientes.
 
Y es que quizás este era el momento menos indicado para realizar una gira de trabajo nada menos que a la zona de Los Altos, donde todos sabemos se libró la mayor parte de la Guerra Cristera. Es cierto, quizás González Márquez creía que necesitaba el “cobijo” de los suyos ante la arremetida que recibe en contra por el polémico donativo, pero la autoridad estatal no puede dejarse llevar por sus propios impulsos y requiere mantener la sangre fría.
 
Por eso es que la gira a Arandas parece haber sido organizada con toda la intención de mandar un mensaje de que el Gobernador del Estado no está solo; que contra lo que muchos pudieran creer, hay quienes sin ser parte del clero católico están de acuerdo con la promesa de 90 millones de pesos y la entrega de los primeros 30, y qué mejor que en esta región de Los Altos, de donde es oriundo (Lagos de Moreno) el Mandatario estatal.
 
Y por eso no es casualidad que pese a ser una gira de trabajo para revisar proyectos de carácter social, se haya programado que hicieran uso de la palabra oradores no para solicitar obras públicas o agradecer las ya realizadas. Pero no, dichos oradores, entre otros, fueron José Alfredo Jiménez, conocido como “El Alteño”, quien recordó a los asistentes que “la historia de México es la historia de los cristeros”, y quien puso a disposición de González Márquez a la Guardia Nacional Cristera; así como Marco Antonio Jaime Mercado -de quien no dudo que sea militante panista-, quien entregó al Gobernador una de las 10 mil calcomanías que mandó imprimir y que contiene los colores de El Vaticano y del Partido Acción Nacional.
 
Como tampoco fue casualidad que González Márquez se haya colocado junto a una imagen de la Virgen de Guadalupe para declarar que si un adjetivo podía ponérsele a su gobierno era el de “juarista, de don Benito Juárez…”.
 
Un gobernante, pues, no puede estar provocando, azuzando, a quienes no están de acuerdo con él, sin el riesgo de que estalle esa chispa hoy encendida innecesariamente.