A Jesús Pablo Lemus Navarro le urge sacudirse una “piedra” que trae en el zapato desde que asumió el cargo de presidente municipal y le es bastante incómoda en el Ayuntamiento de Guadalajara, cuyo nombre es Eduardo Martínez Lomelí, y quien funge nada menos que como secretario general.
Dentro y fuera de Palacio Municipal es sabido que Lemus Navarro espera el momento -e inclusive se asegura que él mismo ésta propiciando el motivo- para deshacerse de quien es considerado la “cuña” del gobernador Enrique Alfaro Ramírez en el gobierno de Guadalajara, y que fue quien sustituyó a Ismael del Toro Castro en la presidencia municipal para concluir su período constitucional.
Vamos, es el “freno de mano” que Alfaro le puso a Lemus en Guadalajara, sabedor que el munícipe tiene como objetivo “desaparecer” todo aquello que “huela” a Ismael del Toro y su grupo, pues sólo así podrá armar su propia estructura desde el Ayuntamiento para presionar hasta donde sea posible y cumplir así su objetivo de ser el candidato de Movimiento Ciudadano a la gubernatura en el 2024. Por lo pronto, ya tiene el control del Ayuntamiento de Zapopan donde Juan José Frangie Saade, más que cumplir con su papel de presidente municipal, hace las veces de “vice alcalde” y está a las ordenes de lo que ordene Jesús Pablo.
Lemus Navarro debió entender, y muy bien, el mensaje que le enviaron desde Casa Jalisco precisamente a través de Martínez Lomelí, cuando semanas atrás los propios regidores de Movimiento Ciudadano le “reventaron” la sesión de Cabildo en la que replantearía la “jugosa” renegociación de la deuda del municipio. En esa ocasión, el secretario general del Ayuntamiento notificó que “por razones personales” no le era posible asistir a dicha sesión, por lo que el resto de los ediles también le hicieron el “vacío” y no estuvieron presentes.
La clave del mensaje para Lemus fue la ausencia de Martínez Lomelí “por razones personales”.
El munícipe de Guadalajara, sin embargo, ha decidido emprender su propio juego y en los corrillos del Palacio Municipal se asegura que hará todo lo posible por lograr sacarse esa “piedra” que le incomoda y no le permite hacer y deshacer en el Ayuntamiento, no para resolver los agudos problemas que enfrentan los tapatíos, como es la inseguridad pública o el deplorable servicio de aseo y recolección de basura, sino para continuar con su desenfrenada ambición por ser candidato a la gubernatura. Incluso, hay quien asegura que ha dejado correr la versión de que si no lo es por MC lo sería por cualquier otro partido político o, incluso, por la vía “independiente”.
Esto último los conocedores lo interpretan como una manera de presionar, rayando en el chantaje, a Movimiento Ciudadano para que “no lo dejen escapar”, pues sería su única pieza con la que podrían conservar el gobierno del Estado. Al menos así lo ha deslizado él mismo.
Sin duda alguna que Lemus Navarro quisiera que su secretario general fuera uno más de sus empleados para tratarlo como quiso tratar al resto de los regidores incluso de oposición, pretendiendo imponerles hasta un reloj checador para estar al tanto no sólo de sus asistencias sino hasta de la hora en que salen y entran. Pero sabe que no depende de él despedir por mero capricho a Eduardo Martínez; sabe que debe de tener razones justificadas para solicitarle su renuncia; sabe que también depende del pleno del Ayuntamiento el que sea aprobado el sucesor de Martínez Lomelí en caso de su ausencia; y sabe que no tiene el control de la mayoría de los regidores.
Para Jesús Pablo Lemus Navarro no le será fácil sacudirse esa “piedra” en el zapato, como tampoco en Casa Jalisco le dejarán el camino libre para que tenga el control político total de Guadalajara y Zapopan. Y es que nunca el gobernador entrega el control de la capital, y mucho menos a quien sabe que tarde que temprano “pintará su raya” frente a él. O dicho con toda crudeza: a quien en algún momento lo traicionará.
¿Logrará Lemus quitarse esa “piedra” en el zapato? ¿Cómo lo logrará?
Al tiempo…