No recuerdo que en tiempos recientes, un virtual candidato al gobierno del Estado haya estado tan urgido de ser aceptado como candidato por el partido que lo postulará -porque no milita en él ni militará nunca, lo ha dicho categóricamente-, como Jesús Pablo Lemus Navarro con Movimiento Ciudadano. Está urgido que sus liderazgos y su militancia lo acepten cabalmente. Su discurso lo evidencia. Y lo evidenció ayer al registrarse en la Ciudad de México como precandidato a la gubernatura.
Desde que asumió por vez primera la presidencia municipal de Zapopan, en 2015, Lemus Navarro comenzó a sembrar lo que hoy cosecha: se quiso “comer” solo un “pastel” que fue elaborado por todos, y fue así que como alcalde hizo a un lado a Clemente Castañeda y a su grupo, así como al entonces emecista Carlos Lomelí Bolaños y a su equipo. Desde entonces quiso marcar muy bien su territorio, el de los empresarios en MC, tanto, que inmediatamente fueron identificados como el de “los coparmex’s”. Siempre evitó ser parte de “los naranjas”.
Al interior de Movimiento Ciudadano y del equipo cercano a Enrique Alfaro, primero cuando era alcalde y posteriormente como gobernador, eso generaba molestia, enojo y hasta problemas internos que no se pudieron ocultar por mucho tiempo. Era un secreto a voces desde aquel año, pero se evidenció pública y más claramente previo a las elecciones del 2021 cuando desde Zapopan le disputaba -no de buenas maneras- la candidatura a Guadalajara al alcalde Ismael del Toro, que entonces estaba en pos de buscar la reelección.
Pero fue el propio Lemus Navarro, quien en un dejo de desesperación y mucha soberbia porque se entraba ya a la carrera por la candidatura al gobierno estatal, lo hizo público con aquella declaración -ya referida aquí en Marcatextos varias veces- que le hizo al periodista Pascal Beltrán del Río mañana hace exactamente un año: “Hay personas en Movimiento Ciudadano, a nivel local, que probablemente no me quieren o quieren para ellos la candidatura…”.
Y ya no se pudo contener cuando calificó de “arrastrados” y “arribistas” a varios de los liderazgos emecistas, que provocó la reacción de Manuel Romo: “Se vale discrepar, pero no con insultos a quienes formamos este movimiento…”; de Alberto Esquer: “Es inadmisible la ofensa y el desprecio a las estructuras y liderazgos de este movimiento…”; de Ricardo Rodríguez: “No se puede ofender a quienes han y siguen construyendo este proyecto…”; de Mirza Flores: “He apoyado sin regateos a quienes han encabezado estos proyectos, tristemente la reciprocidad no es un valor entendido. Desilusión recibir denostaciones de a quien tanto se le ha dado…”; entre otros más.
Y luego vino su declaración que “colmó el plato” al propio Enrique Alfaro. Lemus dijo: “La única certeza que tienen en Movimiento Ciudadano está en mí, con los demás pierden…”.
Alfaro Ramírez le respondió de varias maneras en diversos momentos: “Este proyecto no depende de voluntades personales, depende de voluntades colectivas…”; “quien piense que está por encima de eso (el trabajo colectivo de hombres y mujeres) se va a equivocar siempre…”; “este proyecto nunca ha estado condicionado por decisiones personales, ¡nunca!…”; “cada vez que la voluntad de una persona pretende ponernos contra las cuerdas, hemos demostrado que este proyecto es un proyecto colectivo…”; “cuando a veces las ambiciones personales pretenden someter a un proyecto colectivo, el movimiento se fortalece…”; “ha habido decenas de liderazgos que dicen: ‘si yo no soy candidato, me voy’, pues que te vaya bien…”; “nadie jamás, ni los más cercanos, ni los fundadores de este proyecto han podido poner contra las cuerdas a nuestro movimiento, porque este proyecto está por encima de cualquier ego personal…”; “quienes vengan deben entender que el ego es muy mal consejero…”; “quien quiera asumirse como el nuevo líder de este proyecto, primero tiene que ganárselo…”; “si tú eres parte de este proyecto, pero haces como que la virgen te habla cuando se trata de tener definiciones, pues entonces no eres realmente parte de este proyecto…”.
Lemus Navarro finalmente se quedó con la candidatura de MC al gobierno del Estado porque los demás adversarios decidieron hacerse a un lado, no porque los haya derrotado en una contienda interna. Eso lo hace candidato único, no de “unidad”. Y él lo sabe, y por eso ayer al registrarse lanzó “gritos” de auxilio con deseos de congraciarse con los emecistas y sus liderazgos a los que ofendió: “Este registro no es de una persona, no es sólo de Pablo Lemus; esta precandidatutra representa un gran proyecto político que inició en Jalisco desde el año 2012…”; “entiendo que este es un proyecto colectivo, voy a trabajar por un proyecto de unidad donde quepamos todos y todas…”; “voy a trabajar en ese proyecto de unidad dentro de Movimiento Ciudadano…”.
Esta declaración es una contundente confesión y reconocimiento de que hoy no existe “unidad dentro de Movimiento Ciudadano”.
Por eso su insistencia -como queriéndose convencer a sí mismo- en declarar -lo hizo varias veces ayer- en que “este proyecto político no es de una persona, es de muchas (…); aquí no hay vencedores ni vencidos, aquí somos un proyecto de muchas personas…”.
Y lanzó un ultimo “anzuelo” con la esperanza de que los destinatarios “piquen”, cuando dijo: “En esta precampaña, donde para mi es fundamental la militancia de Movimiento Ciudadano, las estructuras que se han construido y que serán muy bien valoradas en esta precampaña”.
Años atrás, sus propios aliados, los emecistas, los liderazgos de MC, lo calificaron de “mentiroso” -“soberano mentiroso”, lo llamó María Elena Limón-, mientras que luego del 2021 no fueron pocos los que se quejaron de que “no cumple sus compromisos”. Vale preguntarnos: ¿Los liderazgos y la militancia de Movimiento Ciudadano, le “comprarán” el discurso de la “humildad”, de la “unidad” y del “proyecto colectivo”, luego de sus antecedentes desde 2015 a la fecha, pero evidenciados hace un año, en noviembre y diciembre del 2022?
Decía mi abuela: “En su salud lo hallarán…”.
Pero, al tiempo…