Al parecer Carlos Lomelí Bolaños siempre tuvo en la mira Guadalajara y Zapopan. Pero no como opciones para buscar personalmente la candidatura de uno u otro, sino para quedarse con el control de ambas.
Lomelí Bolaños nunca dudó que la candidatura que pelearía, si había más contendientes, sería la de la capital del estado como “trampolín” o antesala a la candidatura al gobierno del Estado en 2024, pero todo indica que siempre consideró importante tener e impulsar a “su” candidato o candidata en Zapopan, territorio que considera como suyo por la estructura que logró conformar y el trabajo realizado en diversas colonias durante su paso como integrante del partido Movimiento Ciudadano.
Y para ello “palomeó” a dos prospectos, quizás uno como plan “A” y otro como plan “B”.
Fue así que entró en pláticas con la entonces diputada y coordinadora de la fracción del PRI en el Congreso del Estado, Mariana Fernández Ramírez, quien no dudó en pensar y analizar la propuesta, que no rechazó de inmediato, considerando que ya su situación dentro del Revolucionario Institucional no era tan favorable como lo fue durante el sexenio del extinto gobernador Aristóteles Sandoval.
Pero en caso de que no se concretara lo de Fernández Ramírez, su segunda opción, que se hizo público, fue la de invitar a ser precandidato a Oswaldo Sánchez Ibarra, ex portero del Atlas y del Santos, ex seleccionado nacional y actualmente comentarista en el canal deportivo de televisión TUDN.
Sin embargo, ya en diciembre la diputada Mariana Fernández le confió a más de uno que era un hecho su renuncia al PRI y su llegada a Morena para ser precandidata a la presidencia municipal, bajo la invitación y el impulso de Lomelí Bolaños, cosa que nunca ocultaron ambos.
A la par, también en diciembre, Carlos Lomelí trató de convencer a Alberto Uribe Camacho de que declinara buscar la candidatura a Zapopan y lo invitó a sumarse a su equipo como candidato a síndico, invitación que, por supuesto, el ex alcalde de Tlajomulco rechazó, reiterando su decisión de buscar ser el abanderado morenista en la ex Villa Maicera.
Bastó la negativa de Uribe para que, cuentan en los corrillos morenistas, Lomelí lo “vetara” en Zapopan bajo el lema “cualquiera menos Uribe”, sabedor de que Alberto no estaría supeditado a él y mucho menos dispuesto a rendirle cuentas o considerarse “el candidato de Lomelí”.
La guerra, entonces, ya estaba declarada.
Y fue, entonces, cuando Alberto Uribe comenzó a recorrer algunas colonias de Guadalajara, enviando el mensaje de que podría disputarle a Lomelí la candidatura en la tierra tapatía.
Pero ya definido quién iba a dónde, entonces Uribe Camacho consideró conveniente enviar otro mensaje con carácter de deslinde: el de “no apoyo a Carlos Lomelí”, y fue cuando aparece en un video acompañado de Claudia Delgadillo, precandidata a Guadalajara y adversaria de Lomelí, anunciando que harán mancuerna como precandidatos y que en caso de ser candidatos y ganar su respectiva elección, trabajarían juntos en favor de las ciudades que gobernarían.
De esta manera, Uribe confrontaba pública y abiertamente a Lomelí. Y el video cumplió su cometido.
El mensaje fue bien leído por Carlos Lomelí y respondió con la misma carta: aparecer con Mariana Fernández anunciando su alianza. Pero esta imagen tuvo otra lectura para satisfacción del doctor Lomelí: de que él es el “padrino” de Fernández Ramírez en esta precandidatura. Pero hubo otra lectura a la par, la generalizada que confirma esta imagen: Mariana le debe la precandidatura a Lomelí.
Ahora se entiende mejor qué fue lo que sucedió entre Alberto Uribe y Carlos Lomelí, por qué de aliados en La Estancia Gaucha pasaron a ser adversarios en el mismo partido, pero por distinta candidatura.