Salvo contadísimas excepciones, la actual Legislatura del Congreso del Estado, que para nuestra buena suerte termina el último día de este mes, estuvo integrada por inútiles que poco beneficio dejan a Jalisco y que además son cínicos vividores del erario público.
El abuso que cometieron los actuales diputados locales de Jalisco para hacerse de dinero fácil, abusando del presupuesto verdaderamente genera asco. Y si la redacción de las leyes no estuviera en las manos de estos falsos representantes populares, a lo que hicieron en estos tres años con el dinero público se le llamaría robo y asociación delictuosa.
El problema empieza porque a nuestros diputados locales se les hace poco el sueldo de más de 80 mil pesos mensuales que reciben, no obstante que la gran mayoría de ellos nunca había tenido un ingreso parecido en toda su vida.
Así, los abusos empezaron muy pronto y los legisladores de los diferentes partidos pronto olvidaron sus diferencias para ponerse de acuerdo en la forma de saquear las arcas públicas.
Y se lanzaron sobre el presupuesto como cuando se rompe una piñata.
Fue así como se inventaron una serie de supuestos apoyos a su trabajo para disfrazar los sobresueldos que se adjudicaron y otros beneficios que obtuvieron: apoyos a la labor legislativa, casa de enlace y gastos de oficinas, viáticos, gastos de comisiones, apoyo médico, vales de despensa y viajes fueron algunas de las burdas formas que tomó el saqueo.
En las últimas semanas en varias oficinas de los diputados se vieron a personas de confianza de éstos y que no trabajaron en el Congreso y que no recibieron realmente pago alguno firmar recibos de honorarios por los tres años de la Legislatura y que servirán a los abusivos legisladores para justificar parte del saqueo realizado.
Y no contentos con lo embolsado, cuando se dieron cuenta de que tenían que pagar impuestos, como todo mundo, buscaron asignarse una nueva partida para no tener que desembolsar sus obligaciones.
Estas cantidades se suman al aguinaldo de 165 mil pesos que cada uno de los diputados recibió el fin de año y al que recibieron los dos años anteriores.
Y el aguinaldo lo cobraron independientemente de los 20 mil pesos que recibieron en vales de Wal Mart y los otros 10 mil pesos que se asignaron también en vales para canjearlos por bebidas alcohólicas.
Pero como mucho no llega a ser suficiente cuando la avaricia es insaciable, ahora trata de ensanchar la ya de por sí abultada nómina del Congreso, dándoles plazas definitivas a su personal de confianza y que ahora labora, como debe ser, como temporal.
También trabajan a marchas forzadas para encontrar la manera de encubrir el bono de fin de trienio que no se merecen y que no está contemplado en sus percepciones, peor que insisten en darse como adiós a sus latrocinios.
El colmo: algunos de estos diputados locales buscan por estos días la manera de ejercer (léase embolsarse) en este mes el total de los gastos asignados para todo el año para el trabajo de comisiones y dejarle la caja vacía a las comisiones que a partir del primero de febrero habrá de conformar la nueva Legislatura.
Nombres como el del diputado Salvador Cosío Gaona, que inicio la Legislatura en el PRI y la acabó en el PRD, pasarán a la historia por haber cubierto una de las páginas más lamentables de la historia del Congreso del Estado y de la corrupción en Jalisco. Cosío se distinguió entre los integrantes del Congreso por haber alcanzado en máximo nivel de cinismo.
Otros nombres, como los de los panistas Alfredo Argüelles Basave y Ricardo Ríos, que se vieron envueltos en el escándalo que los señala por haber pedido tres millones de pesos a los transportistas de Jalisco para aprobar una ley que facilitaba el incremento a la tarifa del trasporte urbano, también estarán inscritos con letras negras en la historia del Legislativo local.
Igualmente los coordinadores de las fracciones de los partidos representados en el Congreso, PAN; PRI; PRD y PVEM son cómplices y corresponsables de haber llevado el prestigio de los diputados al nivel más bajo por sus bajezas. Entres estos hay que contar a Ramiro Hernández García, Enrique García Hernández, Luis Alejandro Rodríguez, José María Martínez y a Roberto López.
En fin, para suerte de los jaliscienses este 31 de enero se cierra esta vergonzosa historia del Congreso de Jalisco con el fin de la LVII Legislatura, que será recordada como una de las más corruptas y cínicas de la historia. *Publicado en el Semanario Crítica del 15 de Enero de 2007.