¿Qué puede salirles mal como para que Mario Delgado Carrillo no sea el próximo dirigente nacional de Morena?
De todos los aspirantes a este cargo, el coordinador de la bancada morenista en la Cámara de Diputados es el más perfilado para obtener la victoria en las encuestas con la que los militantes y simpatizantes elegirán a su próximo dirigente, y es quien ha logrado ir conformando la estructura necesaria en muchos estados del país con ese objetivo… salvo una enorme sorpresa.
Mario Delgado cuenta con el apoyo de dos piezas fundamentales en la llamada Cuarta Transformación: el del canciller Marcelo Ebrard y el del senador Ricardo Monreal, coordinador de los senadores de Morena. Sin duda que esto representa una ventaja enorme que no tienen los demás aspirantes más conocidos y mejor ubicados por la sociedad: Porfirio Muñoz Ledo, Yeidckol Polevnsky, Alejandro Rojas Díaz Durán y Gibrán Ramírez.
Además, no hay que perder de vista que de todos los arriba mencionados, Delgado Carrillo es quien con su calidad de coordinador de los morenistas en San Lázaro ha tenido y tiene acceso de primera mano con el presidente Andrés Manuel López Obrador, otra ventaja importante que no tienen ninguno de los demás. Dicen que Amlo no lo ve con malos ojos para encabezar a su partido.
Y es que no son pocas las ocasiones que López Obrador lo ha recibido en Palacio Nacional, con foto pública de por medio, cosa que no tienen oportunidad de hacer ninguno de los otros cuatro mencionados. Ni Polevnsky ni Muñoz Ledo, mucho menos Rojas Díaz Durán o el joven Ramírez. Y todos estos detalles cuentan, no obstante que los electores serán militantes y simpatizantes. Pero ya sabemos cómo operan los grupos en estos casos.
Para lograr la dirigencia de Morena, no basta con ser un relevante polemista y aparecer reiteradamente en televisión como Gibrán Ramírez; tampoco el llevarse los reflectores mediáticos por su conducta rebelde, sus denuncias o declaraciones altisonantes-que no majaderas o algo por el estilo-, como Alejandro Rojas; ni ser uno de los políticos más hechos del país, con una carrera extraordinaria en la función pública ni ser crítico de la 4T como Porfirio Muñoz -del que, además, habrá que comprobar que es militante de Morena, requisito obligado para ser candidato-; y mucho menos el haber sido ya dirigente como Yeidckol Polevnsky, quien dejó muchos heridos en el camino.
No. Lo que se necesita es tener una estructura bien formada y “cabezas” que la comanden para el momento indicado, como será el día que se aplique la encuesta electiva. Y en este sentido, quien ha dado los pasos necesarios para ello es Mario Delgado, quien por cierto estará mañana viernes aquí en Guadalajara.
No sabemos si Mario Delgado es el perfil que, de ganar, unifique en su entorno a todos los morenistas en el país. Pero tampoco el resto de los contrincantes proyectan esa garantía. Ese será uno de los principales retos de todos ellos en campaña, pero difícilmente creo que alguno logre llegar al día de la elección con la certeza de que lo conseguirá. Sin embargo, esa es otra de las tareas que la estructura delgadista en el país puede poner en operación con éxito.
Hasta el momento, pues, en tanto el Instituto Nacional Electoral corrije la plana que le pidió el Tribunal Electoral en torno a la convocatoria de Morena, las apuestas de triunfo le favorecen a Mario Delgado, pero no puede decirse que ya tiene la dirigencia de Morena “en la bolsa” porque en este partido no hay nada escrito y muchas cosas son impredecibles.
Y si no, al tiempo…