Por Julio César Hernández
 
Al escuchar y luego leer las declaraciones del diputado Juan Oscar Díaz Medina, del Partido Nueva Alianza y próximo presidente del Congreso del Estado, la verdad que no supe si reir o aguantarme la risa. Y no porque haya dicho un chiste voluntario, pero lo que dijo sí puede ser reflejo de su buen humor y consierarlo un chiste involuntario.
 
Y es que declaró que el perfil que deben de cubrir los próximos consejeros electorales es: el de “personas comprometidas con un desarrollo académico y educativo, probada honradez y buena aceptación social”.
 
Quizás al leer lo anterior no le cause chiste alguno, pero déjeme decirle que de qué sirve que un consejero cubra este perfil para serlo si en un arranque de capricho a los diputados poco les importan todas esas características a la hora de que se les ocurra correrlos, destituirlos o cesarlos como lo han hecho anteriormente y lo hicieron con los actuales integrantes del Instituto Electoral y de Participación Ciudadana.
 
Creo que lo más conveniente es que nos preguntemos qué perfil debe tener un diputado, y entre las características a exigir que cumpla deben de estar que sea respetuoso de las instituciones, que no abuse de su poder de decisión de poner y quitar consejeros electorales, que respete la autonomía de instituciones como este órgano electoral y que no viole la “ciudadanización” de las instituciones que así fueron creadas.
 
Con eso nos damos por satisfechos, porque exigirles algo más sería ya mucho abuso.