Estamos a cinco días de la elección de gobernador en seis estados -el próximo domingo cinco de junio-, en las que de acuerdo a los pronósticos de algunas firmas encuestadoras la alianza de Morena-PT-Verde ganaría holgadamente en cuatro entidades: Hidalgo, Oaxaca, Quintana Roo y Tamaulipas; en tanto que la coalición “Va por México”, integrada por el PAN-PRI-PRD, se levantaría con el triunfo en Aguascalientes.
El sexto estado, Durango, es de pronóstico reservado, pues si bien en los últimos días el candidato de la coalicion Va por México, el priista Esteban Villegas, sacaba ventaja, la candidata de Morena, Marina Vitela, se le acercaba peligrosamente. Hasta el momento, la ventaja es para el primero.
Un resultado diferente a los arriba mencionados en cualquiera de las seis entidades, creo que sí sería sorpresa, no obstante que el año pasado el dirigente nacional del PAN, Marko Cortés, confesó públicamente que sólo tenían esperanzas de ganar el vecino estado hidrocálido.
A reserva de que en próximas entregas abordemos con detalle este proceso electoral y lo que se espera de él, por el momento vale la pena plantear una interrogante: ¿Qué será del PRI y del PRD, dos partidos que dentro de la coalición son marginales y que están mas cerca de desaparecer que de robustecerse con esta alianza donde el PAN parece será el gran ganador y se consolidará como la segunda fuerza política en el país, en lo individual?
¿Cómo “pegará” en la coalición “Va por México” los audios que la gobernadora de Campeche, Layda Sansores, ha ventilado semanalmente los martes sobre declaraciones del dirigente priista Alejandro “Alito” Moreno, como aquel en el que dijo que “a los periodistas no hay que matarlos a balazos sino matarlos de hambre”, por ejemplo?
¿Qué quedará del Revolucionario Institucional y del de la Revolución Democrática después de los comicios del domingo? Ya se augura que el PRI perderá las dos gubernaturas que hoy tiene en su poder: Oaxaca, con Alejandro Ismael Murat Hinojosa, e Hidalgo, con Omay Fayad Meneses. Y lo mismo sucederá con el PRD que gobierna Quintana Roo con Carlos Manuel Joaquín González. Todos se los llevaría Morena.
El PRI tiene la esperanza de que su candidato gane Durango, pero como resultado de la alianza con PRD y PAN, que actualmente gobierna el estado con José Rosas Aispuro Torres.
El PAN, por su parte, se quedaría con Aguascalientes que actualmente gobierna Martín Orozco Sandoval.
¿Cuál será el peso del PRI y del PRD con miras al 2024? ¿Y cómo llegará el Revolucionario Institucional si el próximo año, 2023, pierde como se pronostica también dos entidades que gobierna actualmente: Coahuila y nada menos que el Estado de México?
De confirmarse el escenario que se vislumbra para este domingo y el 2023, estos dos partidos quedarían prácticamente aniquilados. ¿Podemos esperar un milagro? Muy difícil.
Por algo Claudio X. González, el promotor de la alianza Va por México, reconoce que una victoria en 2024 con solo estos tres partidos es imposible. Y si se les sumara Movimiento Ciudadano, el “imposible” podría cambiar a “muy difícil”, pero por supuesto dependerá de quién sea su candidato.
Pero de esto ya hablaremos más adelante.