Julio César Hernández
Las versiones sobre la aparición del nombre de José Manuel Correa Ceseña en la mesa de los candidatos a suceder a Carlos Corona Martín del Campo en la secretaría general del Congerso del Estado son diversas:

  • Que el dirigente estatal del PRI, Rafael González Pimienta, fue quien se los mencionó a los diputados,  junto con los de Francisco Morales Aceves y Rafael Castellanos, como de entre quienes deberían de elegir.
  • Que lo propuso el diputado Marco Antonio Barba Mariscal, con el propósito de dividir la votación de los otros diputados y obtuviera mayo cantidad de votos su candidato, Rafael Castellanos.
  • Que fue la diputada Rocío Corona Nakamura quien puso su nombre como parte de la terna, razón por la que el de ella fue el único voto que sumó a su favor el ex dirigente estatal del PRI.

Haya sido como haya sido, lo que nadie se ha preguntado es si a Correa Ceseña le interesaría ser el secretario general de un Congreso que está sumido en el desprestigio ante la sociedad, metido en el escándalo de los malos manejos administrativos, y en cuyo interior se desatarán más adelante las más ferreas luchas por el control político con miras a las elecciones del 2012.
Reconocido como un distinguido priista, que ha tenido la oportunidad de ser regidor, diputado federal y diputado local, coordinador de la bancada priista, secretario de Educación y ex presidente del comité estatal del PRI, hay quienes no se imaginan a Correa Ceseña sometido a la autoridad de 39 diputados y en medio de una severa división al interior de la fracción de su partido.
Además, hay quienes se preguntan si estaría dispuesto a renunciar a su pensión que actualmente recibe como ex funcionario público -además de la que le otorga la Universidad de Guadalajara como ex secretario general y profesor-, toda vez que regresaría a la administración pública.
Los propios priistas se preguntan si José Manuel Correa estaría dispuesto también a perder la tranquilidad que le da su actual situación, a cambio de meterse en un “torbellino político”, donde están de por medio todos los intereses políticos y económicos habidos y por haber, como es el Poder Legislativo.
Pero no sólo eso, sino que al interior de la fracción priista y fuera de ella, hay quienes ven a Correa Ceseña muy cercano también al dirigente obrero Alfredo Barba Hernández, quien en varias ocasiones ha recurrido a él como asesor.
Y hay entonces quienes señalan que el también ex diputado no oculta el ser jalisciense, pues “cuando pierde… arrebata”. ¿Será?