En vísperas de la reaparición del gobernador Enrique Alfaro Ramírez, luego de disfrutar de un período vacacional, la Secretaría de Gobernación le adelantó la bienvenida con una no muy buena noticia, que no sorprende a nadie: Jalisco ocupa el primer lugar en número de desaparecidos, el quinto en el número de fosas encontradas y el segundo en número de cuerpos ahí hallados.
Pero no sólo eso: también es la entidad que más mujeres, niños, niñas y adolescentes desaparecidos registra en lo que va de la actual administración alfarista.
A nivel nacional se tiene registro de 9 mil 164 personas desaparecidas, de las cuales 2 mil 100 casos corresponden a Jalisco, superando con mucho a estados como Tamaulipas que registra 613, Chihuahua con 459, Nuevo León con 433, Puebla con 423 y Guerrero con 269. En el caso de las fosas, en Jalisco se han encontrado 75, de las 873 a nivel nacional, de donde se sacaron 213 cuerpos, de los mil 124 en total en el país.
Por supuesto que estos números no son muy agradables para la actual administración, porque se suman a otros más que ubican a Jalisco en las primeras posiciones de otros hechos negativos como los feminicidios, los homicidios dolosos, muertes por dengue y por el número de casos de esta enfermedad, entre otros casos.
Si algo ha caracterizado al actual gobierno estatal es guardar silencio sobre o minimizar el tema de las desapariciones, poco se refiere a este asunto y poco se sabe de las acciones que se realizan para atenderlo, combatirlo y tratar de solucionarlo, más allá de aquellos casos que terminan por ser desapariciones temporales de personas que decidieron irse de su hogar de manera voluntaria.
Es cierto, las cifras del gobierno federal revelan que Jalisco es la entidad en donde fueron encontradas el mayor número de personas desaparecidas: 2 mil 318, pero el registro de desapariciones sigue a la alza y las acciones gubernamentales para evitarlas brillan por su ausencia, con lo que se convierte en otro de los pendientes a resolver con carácter de urgente para esta administración naranja.
Ya está demostrado que las reuniones mañaneras del gabinete de seguridad no son muy efectivas a la hora de combatir la inseguridad pública que azota a Jalisco, pues las planeaciones y coordinaciones que ahí se hacen no se advierten en los hechos y mucho menos en proporcionar a los jaliscienses un clima de seguridad.
Podrán darse uno y mil argumentos respecto a la causa u origen de estas desapariciones, pero cada vez son mas las familias que reclaman la ausencia de uno de sus integrantes sin encontrar la respuesta esperada de su gobierno.
En el arranque de este 2020, el gobernador Enrique Alfaro y su gabinete de seguridad deberán de encontrar la estrategia efectiva para disminuir el número de desapariciones, y al final del año entregar menores cuentas en este rubro. Y si para eso tiene que hacer ajustes en este gabinete, aún contra su pesar, no debe temblarle la mano para hacer a un lado a quienes no han dado los resultados esperados y sólo reparten culpas. De no hacerlo, Jalisco se mantendrá “invicto” entonces en la materia… para desgracia de las víctimas y sus familiares.