El 2019 fue uno de los peores años para los medios de comunicación en Jalisco y uno de los más negros para los periodistas -en particular para aquellos que han sido críticos de su gobierno-, ante la intolerancia del primer gobierno estatal del partido Movimiento Ciudadano.

El gobernador Enrique Alfaro Ramírez se apropió de aquella frase lópezportillista del “no te pago para que me pegues”, pero fue más allá, pues no sólo condicionó la compra de publicidad a los medios tradicionales a que no se criticará su gestión sino que desde su gobierno se les presionó para que prescindieran de los servicios de los periodistas que osaran criticarlo. Y ejemplos hay muchos, que mantienen la cara en alto y ejercen el periodismo a pesar de los avatares que enfrentan para ello.

En este renglón, guarda gran similitud con el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador.

Como nunca había sucedido en las últimas décadas del periodismo en Jalisco, el año pasado una gran cantidad de periodistas y reporteros que resultaron incómodos para el alfarismo, ya fuera por sus opiniones editoriales -en prensa y radio, principalmente- o por sus cuestionamientos críticos en las entrevistas al Mandatario estatal perdieron su trabajo, fueron condicionados a evitar la crítica al gobierno estatal, han sido “congelados” y no son contratados o recurrieron a la autocensura para mantener su fuente de trabajo.

Otros medios, necesitados de los recursos públicos para sobrevivir, aceptaron las condiciones impuestas por el gobierno alfarista y algunos de ellos hasta acatan las instrucciones sobre el manejo de cierta información de interés para el Ejecutivo. Los pocos, mantuvieron su línea crítica y sufren la estrechez de recursos para el pago de nómina y hacer frente a los gastos para mantenerse en circulación.

El desprecio del alfarismo por los medios de comunicación tradicionales se advirtió desde el primer día de su gobierno, no obstante que éstos fueron la principal catapulta que tuvo para llegar al poder a partir del primer municipio que gobernó: Tlajomulco. Cuando llegó a Guadalajara en 2015, se vislumbró ya una relación ríspida con aquellos medios que primero fueron aliados y posteriormente osaron lanzar sus primeras críticas. Lamentablemente, varios de éstos ya fueron sometidos.

Algunos personajes cercanos al gobernador le han hecho ver la necesidad de modificar su política hacia los medios tradicionales y no verlos como sus enemigos, pero Enrique Alfaro una y otra vez se ha negado a hacerlo y mantiene su postura de que no les dará ni un peso, reiterando que no los necesita, mientras que invierte directamente -sin someterlo a licitación- millones de pesos en las tres principales empresas de comunicación que lo han acompañado desde que gobernó Tlajomulco y que lo hacen a través de las redes sociales, hoy ya sin el efecto positivo que alguna vez tuvieron y que fueron determinantes para su popularidad.

¿Mantendrá el gobernador Alfaro Ramírez en este 2020 su política de menospreciar a los medios de comunicación tradicionales? ¿Seguirá utilizando la presión y condicionando la compra de espacios publicitarios a cambio de que no critiquen sus acciones de gobierno? ¿Desde las entrañas del alfarismo se seguirá amenazando o presionando a estos medios tradicionales para deshacerse de aquellos colaboradores que le son incómodos al Ejecutivo? ¿O revalorará el trabajo y la tarea de los medios de comunicación en general y será tolerante a la crítica, sin que ello determine el gasto en la publicidad oficial de acuerdo al trato que se le otorga?

Comienza el segundo año natural del gobierno de Movimiento Ciudadano en Jalisco, y podría ser el momento para que Alfaro deseche la política lópezportillista del “no te pago para que me pegues” y respete y le dé su lugar a los medios de comunicación en general, aún a aquellos que son críticos hacia su gobierno. Y con hechos, respete la labor de los periodistas que quizás no son de su agrado, pero ejercen su trabajo con profesionalismo, responsabilidad y honestidad.

En los hechos -y esto hay que subrayarlo-, en su relación con los medios de comunicación tradicionales y con los periodistas críticos, la #Refundación en 2019 también fue fallida. ¿Se modificará? Al tiempo…