La llegada de Ricardo Rodríguez Jiménez a la dirigencia estatal del partido Movimiento Ciudadano, bajo el cargo de “delegado nacional en Jalisco”, es una señal de que al interior del partido se mantienen encendidas las luces rojas ante el descenso del alfarismo en la preferencia ciudadana y que era urgente un relevo en ese espacio.
Y es que luego de dos dirigencias que prácticamente estuvieron de adorno y únicamente existieron en el papel -la de Guillermo Medrano y la de Isreal Medina Torres-, al parecer se vio la necesidad de colocar a la cabeza del partido un perfil político, con experiencia en estas lides y que -al menos eso se espera-, tenga iniciativa propia para reforzar el trabajo partidista y reagrupar a la militancia.
Hombre del Grupo Universidad -concretamente del ex dirigente de la FEU, César “Chicho” Barba Delgadillo-, que llegó a la dirigencia de MC por decisión del gobernador Enrique Alfaro Ramírez, Medina Torres nunca mostró interés por realizar el trabajo partidista al que estaba obligado y mucho menos por aparecer con esa responsabilidad ante el exterior. Prácticamente fue un dirigente “fantasma”.
Ahora con Ricardo Rodríguez, se espera un trabajo político más activo que le aporte oxígeno al emecismo en Jalisco, particularmente porque es el hombre de todas las confianzas del dirigente nacional Clemente Castañeda Hoeflich, quien fue quien lo llevó a Movimiento Ciudadano tras renuciar a su militancia de muchos años en el PAN donde llegó a ser secretario general con Eduardo Rosales Castellanos.
Si a alguien le responde Rodríguez Jiménez es precisamente a Castañleda Hoeflich, quienes tienen la oportunidad de hacer el 1-2 para lograr que el emecismo, y el alfarismo en particular, repunte en la preferencia ciudadana, luego de durante lo que va de su sexenio Enrique Alfaro se ha mantenido en la parte baja de las encuestas y su gobierno es reprobado por los jaliscienses.
A diferencia de sus antecesores Medrado y Medina, Ricardo Rodríguez tiene el perfil político que puede ayudarle a realizar en mejores términos su tarea. Su paso por las diversas legislaturas, federal y estatales, y el trabajo partidista durante su militancia panista, le aportaron también las tablas que se necesitan en un cargo como el que ahora tiene, amén de que se le considera un hombre de diálogo que puede tener buena comunicación con sus pares de los partidos de oposición.
Sin embargo, el éxito de su trabajo estará en proporción a que Enrique Alfaro lo dejé cumplir con su tarea como presidente de MC y no incurra en el error de ex gobernadores priistas, y en menor proporción de panistas, que convirtieron a su partido prácticamente en otra dependencia más del Ejecutivo y donde su dirigente no era otra cosa que un empleado del Mandatario estatal.
Creo que con el apoyo de Clemente Castañeda, Rodríguez Jiménez puede con su trabajo mantener “a raya” al jefe político del grupo, sin que eso signifique que no haya coordinación como debe existir entre partido y el gobierno emanado de él. Pero si Ricardo se supedita a las instrucciones que salgan de Casa Jalisco, entonces correrá la misma suerte que Memo Medrano e Israel Medina: ser un dirigente en el papel.
Pero la llegada de Ricardo Rodríguez a la dirigencia estatal de MC, tiene otro ingrediente político que no debemos de ignorar, pero de eso comentaré mañana.