Hugo Luna

El secretario de Desarrollo Rural, Álvaro García Chávez, le embarga un espíritu optimista, muy raro en su persona, pero tiene según él una razón de ser y todo ello se debe a la cifra record de producción de maíz así como su rendimiento por hectárea. En síntesis ha declarado que es el mejor año para el sector agrícola en los últimos años. Además ha manifestado que en Jalisco no existe incertidumbre por la apertura del capítulo agropecuario del TLCAN.

Desafortunadas sus declaraciones, asi como su actuación al frente de la Seder. Pero hay malas noticias, productores agrícolas de la región de la Ciénega han iniciado movilizaciones de resistencia en contra del tratado y de los grandes acaparadores de granos en Jalisco.

Con la entrada en vigor del capítulo agropecuario del TLCAN, no hay ninguna posibilidad de protección para los campesinos locales y nacionales, aunque la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa) confía en que el alto costo de los granos con que se producen biocombustibles impida que el mercado mexicano se inunde con productos importados de bajísimo costo, nada garantiza que esto no suceda.

Las profundas asimetrías de la agricultura mexicana frente a la de Estados Unidos y la de Canadá provocan que en términos generales los principales sectores productivos de granos básicos y oleaginosas, ganado, con excepción de aves y forestal, no tengan ninguna ventaja frente a los de sus competidores.

Además los precios de los granos se deprimirán cuando Estados Unidos encuentre otra forma de producir energía y los biocombustibles no representen la opción que hoy parecen ser; Otro punto débil de este acuerdo comercial tiene que ver con los grandes huecos que hay en la Ley de Bioseguridad del país, pues no hay manera de garantizar que el maíz transgénico que entra a México desde Estados Unidos no contamine los inventarios nacionales.

Este capítulo del TLCAN beneficiará a las grandes empresas como Maseca, Minsa, Cargill y Arancia que desde la desaparición de Conasupo (Compañía Nacional de Subsistencias Populares) son quienes controlan la comercialización del maíz e imponen condiciones a los productores, ya que se encargan tanto de la importación como exportación de este grano en el país.

El tsunamí que viene arrasará con el “campo ganador” que presumen Álvaro García Chávez y Alberto Cárdenas Jiménez, y no dude que también sean los primeros danmificados.