Hugo Luna

Con la fuga de dos reos considerados de alta peligrosidad del Centro de Readaptación Social de Puente Grande, la aprobación del Presupuesto de Egresos para el 2008 confeccionado por los diputados panistas al gusto del Gobernador Emilio González Márquez, la Secretaria de Desarrollo Urbano no terminó ninguno de los seis puentes peatonales de la avenida López Mateos tal y como lo habían proyectado para el último día del año pasado, los jaliscienses vivimos un arranque de año que se presenta como todo un reto para la entidad.

Sin dejar de lado optimismo y buenos deseos, en los próximos días, conforme retorne la actividad productiva y termine el periodo vacacional de fin de año, el pulso del Estado se sentirá agitado. Las palpitaciones ya comenzaron en forma de vía crucis por parte de los ciudadanos que anualmente deben pagar sus impuestos estatales y municipales.

Los paliativos oficiales, sean en forma de programas con inversiones tripartitas (Programa 3×1) dirigido a los municipios. Descuentos al momento de pagar su impuesto predial, agua, refrendo vehicular como las grandes tiendas departamentales o de discursos bienintencionados, no alcanzarán a frenar las escaladas de precios como el “gasolinazo”

Pero si las presiones a la economía familiar no fueran suficientes, la celebrada y reconocida solidez de la macroeconomía mexicana, con sus 10 años de estabilidad ininterrumpida, estará a prueba por la recesión económica que amenaza a la nación más poderosa del mundo, a la que nuestro sistema está estrechamente ligado.

La promesa del gobernador Emilio González de generar empleos bien remunerados en nuestra economía aun cuando se deprimiera la estadounidense, tendrá que ir acompañada de acciones y estrategias puntuales y efectivas de fortalecimiento interno; porque los pronósticos de especialistas y analistas financieros, si bien no son del todo pesimistas, tampoco tienen el tono de “buen deseo” en el que quedaría el mensaje del gobierno local si no hay una estrategia agresiva y contundente de promoción económica para disminuir el impacto externo en la economía regional.

Así que en el convencionalismo de la época quisiéramos decir que el año que comienza será de bienestar, prosperidad y paz para Jalisco y nuestras familias; de hecho deseamos que así sea. Pero la terca realidad, que ya en estos últimos días de asueto empieza a asomarse y a incomodarnos el bolsillo, o a enseñarnos imágenes y voces de protestas y exigencias justas, nos dice que será un arranque de año complicado y quizás algo turbulento. Abrochémonos los cinturones y bienvenido 2008.