El Rector General de la Universidad de Guadalajara, Carlos Briseño Torres, podría haberse equivocado al escoger al doctor Luis Carlos Rodríguez Sancho como uno de los objetivos a golpear, como parte del conflicto que sostiene contra el ex Rector Raúl Padilla López.
En su afán de querer pasar ante la opinión pública como un funcionario comprometido con la transparencia y en contra de la corrupción, como parte de sus estrategia en su guerra contra los padillistas, Briseño no midió las muestras de respaldo que obtendría el responsable de uno de los programas más exitosos de transplantes en todo el país.
Hasta ahora no se ha probado fehacientemente que exista tráfico de órganos ni malversación de fondos en el programa que está a cargo del doctor Rodríguez Sancho.
En contrapartida, cada día se suman más muestras públicas de reconocimiento al médico investigado, al mismo tiempo el Rector logró unir a la comunidad de los Hospitales Civiles en su contra y -de no comprobarse las acusaciones en contra de doctor Luis Carlos Rodríguez- Carlos Briseño tendrá que cargar con la responsabilidad por la suspensión de los transplantes y por los perjuicios que se generen a este programa.