Alfonso Javier Márquez

No existe la menor duda; los implicados nos dejan espacio para ello: está la guerra declarada entre los grupos políticos de Francisco Ramírez Acuña y Fernando Guzmán Pérez Peláez, el secretario general de gobierno.

Y digo que no dejan ninguna duda cuando el ex secretario de gobernación se encontró frente a frente al funcionario estatal no solo lo dejó con la mano estirada sin que le impuso severa mentada de madre, frete a todos, en pleno estrado del conclave panista de este fin de semana en Puerto Vallarta: “Vas y chingas a tu puta madre”, y no lo dijo una vez sino tres, y lo repitió señalando con el dedo índice a Fernando Guzmán.

“Y tu eres su operador” le dijo al flamante director de comunicación social, Héctor Moreno, identificado como hombre cercanísimo al secretario general de gobierno. El ex gobernador Ramírez Acuña culpa a ambos de filtrar a los medios y a Conciencia Cívica el resultado de la auditoria hecha a la compra de dos terrenos en donde quedaron al descubierto una serie de maromas y trucos a través de los cuales alguien sacó una tajada de muchos millones de pesos con empresas fantasma y tráfico de influencias en la pasada administración.

Se equivoca Ramírez Acuña pues no fue filtración. Por eso decía que está clara la guerra entre los grupos políticos pues de ser un asunto sepultado intencionalmente por la burocracia, recuperó sorpresivamente vigencia dos años después de que Juan Manuel Estrada –el denunciante- recibió una notificación oficial del gobierno estatal de que recogiera las copias del expediente que dos años atrás había solicitado y que sin argumento alguno nomás no le dieron. En Política no existen las coincidencias por lo que está claro que desde el gobierno del estado le enviaron un mensaje a Francisco Ramírez Acuña para que ceda en el terreno que controla a través del Comité Estatal del PAN en Jalisco en la víspera de los procesos electorales del año entrante.

Lo que no está claro es si Fernando Guzmán, que no es del equipo político de Emilio González Márquez, lo hace a nombre del gobernador, si lo hace como una prueba de lealtad al mismo, o si simplemente lo está haciendo por cuenta propia en busca de mejores posiciones para su diminuta corriente de ultra derecha.

El asunto en Puerto Vallarta fue muy embarazoso. No habían pasado dos minutos de la mentada de madre, cuando llegó el dirigente nacional Germán Martínez. Por poco le toca el reparto de groserías y palabrotas que llevó a la convención del PAN el ex secretario de gobernación.