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¿Podrá una reunión de tres horas en Casa Jalisco desagraviar dos años de ataques y hasta ofensas a la figura del finado ex rector Raúl Padilla López; al rector general de la Universidad de Guadalajara, Ricardo Villanueva Lomelí; y demás integrantes del Grupo Universidad, del Consejo de Rectores y hasta del Consejo General Universitario? ¿Quedará para el anecdotario político de Jalisco todos los adjetivos descalificativos que en los últimos tiempos expresó el gobernador Enrique Alfaro Ramírez en contra particularmente de Padilla López? Tras el fallecimiento del ex rector, ¿la Universidad de Guadalajara hará “borrón y cuenta nueva” y asumirá una postura diametralmente opuesta a la que mantuvo en respuesta a estos “golpes” y ataques verbales que llevaron a sus directivos y comunidad universitaria a organizar marchas y manifestaciones, al grado de hasta declarar al Gobernador de Jalisco persona non grata, y a lo cual no se ha dado marcha atrás?
Si en noviembre pasado, momento cuando el enfrentamiento alcanzó su clímax, levantaron expectación los discursos que pronunciarían Padilla López y Villanueva Lomelí en la inauguración de la Feria Internacional del Libro, luego de que desde el gobierno del Estado se decidió no sólo asistir sino hasta organizar una manifestación en su contra afuera de la Expo Guadalajara, hoy como nunca es esperado el discurso que habrá de pronunciar el Rector General cuando rinda su informe de actividades en el Conjunto Santander de Artes Escénicas.
Este informe se enmarca no sólo con el mes que se cumple del fallecimiento de su líder moral y político, Raúl Padilla López, y en el día en que cumpliría 69 años de edad, sino en un ambiente de confrontación en el que las señales desde Casa Jalisco es que aún no están con el ánimo de restablecer una buena relación, con todo y aquel encuentro entre Alfaro y Villanueva ante la presencia del secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández.
Se llega a este informe, además, con el más reciente intercambio de reclamos en el que el Ejecutivo exige que la Universidad de Guadalajara “vuelva a ser universidad” y la respuesta del Rector General de que la “universidad siempre ha sido universidad”, principalmente de quienes menos tienen, particularmente desde la década de los 90 con Padilla López al frente. Pero estos “dimes y diretes” son nada frente a lo que se dijo hace cinco meses cuando, inclusive, se sentenció cuál sería el futuro del ex rector.
El 25 de noviembre pasado, el gobernador Alfaro declaró cosas como éstas: “No se puede mantener silencio ante los actos que está generando el personaje que tiene secuestrada la Universidad de Guadalajara y su grupo de lacayos…”; “Lo que no vamos a hacer es permanecer callados y permitir que un mafioso, disfrazado de promotor cultural, siga engañando a la comunidad cultural…”; “Por eso llegó también el momento de decir que a Raúl Padilla se la acabó el veinte…”; “Hemos visto como los gobernadores (…) tienen que lidiar con un personaje que ha lucrado con la Universidad de Guadalajara, la ha utilizado para sus propósitos personales…”; “Este grupo de lacayos de Raúl Padilla no tienen límite, han atacado a todos los poderes…”; “Ya llegó el gobernador que va a acabar con esa historia (de Raúl Padilla)… Ya lo veremos”.
Ante todo el significado que enmarca el informe que hoy rendirá Ricardo Villanueva Lomelí, el discurso que hoy pronunciará ante la comunidad universitaria, y para todos los jaliscienses, podría marcar el rumbo que tomará la Universidad de Guadalajara en la etapa post Raúl Padilla, pero también deberá de plantear cuál será el posicionamiento que asumirá la Casa de Estudios frente al Gobierno del Estado, con todo los antecedentes en su relación -como los referidos líneas arriba-, para dar certidumbre a su población estudiantil, académica y administrativa, y decirle a la sociedad de Jalisco qué puede esperar de su universidad frente al poder.
No advierto por ningún lado el pronunciamiento social de que la Universidad de Guadalajara se mantenga arriba del “ring”, pero sí existe la demanda universitaria y de una gran parte de la sociedad jalisciense de que no quiere ver a su Casa de Estudios y a sus autoridades entregadas al poder y “dobladas”, temerosas, “a lo que pueda venir”.
Y para esta comunidad queda el último discurso público que pronunció Padilla López en la pasada inauguración de la Feria Internacional del Libro (FIL):
“Los libros, la prensa y las universidades sueles ser incómodos para el poder (…). La autonomía universitaria, la libertad de imprenta y la libertad de expresión, no son dádivas de gobernantes benévolos (…). Resulta paradójico que quienes arribaron al poder valiéndose de estos derechos y exigiéndolos, sean ahora quienes los ataquen y busquen impedir su ejercicio. En los libros, los periódicos y las universidades van a continuar surgiendo voces que muestren los errores, omisiones e incompetencias de los gobiernos en turno…
“Vendrán y seguirán gobiernos con promesas de refundación, sus amagos y pobres resultados, pero ellas, las universidades, seguirán ahí…”.
Así, pues, hoy el rector Ricardo Villanueva, en un ambiente en el que indudablemente prevalecerá el padillismo, tiene el reto de marcar el rumbo de la Universidad de Guadalajara hacia el futuro y frente al poder.
Al tiempo…