El desorden al interior del Instituto Electoral y de Participación Ciudadana de Jalisco (IEPC) quedó al descubierto debido a la incapacidad y mal manejo del inicio de las campañas electorales, por parte del presidente del organismo, Guillermo Alcaraz Cross y del equipo jurídico.
La última sesión del IEPC, realizada un día antes del inicio de las campañas electorales que se suponía que debían iniciar el minuto 0:01 del día 04 de abril, se convirtió en algo inesperado para los representantes de los partidos políticos, ya que dentro del dictamen que los miembros del Instituto Electoral pretendían aprobar había una infinidad de inconsistencias por falta de documentación en los expedientes de los candidatos de la mayoría de todos los partidos, tanto en sus listas de diputados como en las planillas a presidencias municipales, y de aprobarse esto -conforme al dictamen del Instituto- dejaría imposibilitado de iniciar campaña a todos aquellos pre-candidatos que tuvieran falta o inconsistencias en sus expedientes.
La sorpresa se dio conforme fueron poniendo a consideración cada punto del orden del día y fueron cantadas cada una de dichas “inconsistencias”, los representantes de los partidos fueron rechazando supuestas faltas y con oficios en mano que tenían los sellos de recibido del propio IEPC demostraron que la observaciones fueron aclaradas en tiempo y forma previo al último minuto del día 03 de abril.
Esto llevó a que la sesión se aplazara por más de 11 horas y se pasara del límite previo a lo que debía ser el inicio oficial de las campañas políticas. Esto provocó que muchos candidatos se reservaran de sus eventos de inicio de campaña y perdieran por lo menos unas horas de esta corta campaña electoral.
Es aquí donde surgen muchísimas preguntas en torno a lo sucedido; ¿el presidente Guillermo Alcaraz Cross no tenía conocimiento de que existían infinidad de “inconsistencias” en gran parte de los expedientes? ¿Desconocía, por tanto, que las inconsistencias señaladas habían sido subsanadas en tiempo y forma por los partidos? O si las inconsistencias persistían, ¿los partidos no debieron solicitar al IEPC la corrección de las mismas previo a la última sesión? ¿Acaso no existe una comunicación efectiva entre el Instituto Electoral y los partidos políticos y que ésta les permita llevar acabo un juego limpio y transparente que respete los tiempos acordados?
El inicio del proceso ha dejado serias dudas sobre el árbitro electoral debido a las enormes inconsistencias en las que incurrieron los integrantes del equipo de Alcaraz Cross, lo que podría poner en tela de juicio y desacreditar la actuación del IEPC, pues no habrá menos de uno que piense mal y que crea que todo el desorden en el proceso es totalmente planeado por beneficiar total o parcialmente alguno de los partidos y candidatos en el poder para darles tiempo extra de campaña contra sus contrincantes.
Para algunos otros, el tema también podría ir más allá incluso, pues se podría pensar que el juego que el actual presidente sería “comprar compromisos políticos” y prestarse para asegurar su futuro personal y profesional, pues no sería de extrañar que siguiera los pasos de sus antecesores, quienes luego de fungir como árbitros de los procesos electorales curiosamente fueron invitados a ser parte de los gobiernos triunfadores del procesos que ellos mismos regularon.