Trascendió que esta semana estaría en Jalisco el secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, para, como lo ha hecho en otras entidades, reunirse con los diputados locales a fin de convencerlos de votar a favor de la reforma constitucional para que las fuerzas militares continúen cumpliendo tareas de seguridad pública en las calles del país. Sin embargo, trascendió también que decidió cancelar su visita, sin darse a conocer los motivos.
O sea, se supo que vendría el mismo día que se supo que canceló su visita.
Cierto o no -porque no hay manera de confirmarlo que no sea por propia voz del funcionario-, la pregunta es obligada: ¿Es éste el mejor momento para que López Hernández haga acto de presencia en el estado?
Hay quienes consideran que el reciente crimen de Salvador Llamas Uribe, director del Seapal en Puerto Vallarta, es motivo suficiente, o una de las razones, para que no pise suelo jalisciense. Salvo que exista información que ignoremos, podemos creer que este suceso poco tendría que ver con la cancelación de la visita, pues el asesinato del también consejero nacional de Morena parte primero como un homicidio doloso que corresponde atender a la Fiscalía General del Estado, por mucho que su titular sospeche que hay elementos para afirmar que participó el crimen organizado. Mientras esto no se confirme como resultado de una exhausta investigación y pase a ser responsabilidad del gobierno federal, los hechos quedan en manos de la autoridad estatal; por lo tanto, no hay fundamento que sostenga que este “baño de sangre” obligó al titular de Gobernación a no venir a Jalisco.
No al menos de acuerdo a la información que se conoce…
En cambio, quizás Adán Augusto López consideró que no es conveniente estar en Jalisco, luego de que declaró que al pensar en “baños de sangre” le viene a la mente Jalisco, lo que provocó la reacción del gobernador Enrique Alfaro Ramírez quien le reviró que, mínimo, una docena de estados gobernados por Morena tenían mayor incidencia de violencia que nuestro estado. Después de esto, al referirse nuevamente a las entidades con mayores índices de inseguridad, el secretario de Gobernación simplemente declaró: “… y ya ni hablar de Jalisco”.
¿Qué ambiente político puede recibir en el estado el secretario de Gobernación, cuando por el momento su relación no es buena con el gobernador; cuando el Congreso del Estado le es políticamente contrario con una mayoría legislativa desfavorable integrada por diputados de Movimiento Ciudadano y de Acción Nacional; y con la ausencia de una dirigencia de Morena que ha demostrado su incapacidad para dar la cara y defender las políticas del gobierno federal? Mario Delgado debe de estar seriamente arrepentido de haber impuesto a la dirigente estatal, como lo deben de estar también quienes aquí la impulsaron: Carlos Lomelí y Favio Castellanos. Y si no lo están, entonces quiere decir que el proceso fue una farsa y que mejor papel hubiese hecho quien disputó la presidencia, la regidora Marcela Michel.
Mientras Adán Augusto López y Enrique Alfaro no hagan las “paces”, el secretario de Gobernación no tendrá un ambiente propicio para regresar a Jalisco, y mucho menos para presentarse ante un Congreso que le es desfavorable y pedirle que apoye la iniciativa presidencial.
Aquí se advierte difícil ver la escena ocurrida ayer en el Estado de México y mucho menos escuchar un discurso como el emitido por el gobernador priista Alfredo del Mazo, quien dirigiéndose al titular de Bucareli le dijo: “Su presencia nos fortalece; tenemos un gran respeto y un gran agradecimiento por las Fuerzas Armadas, y hoy expresamos el respaldo a esta iniciativa para que nos continúen apoyando en las tareas de seguridad, como lo han hecho a lo largo de todo el territorio nacional”.
Quizás no sea necesario que venga a Jalisco el secretario de Gobernación, pero bastará saber si los diputados de MC y sus aliados -que hacen la mayoría en el Congreso- se atreven a votar en contra de esta iniciativa, cuando los hechos y la realidad en el estado no están lejos del pensamiento de Adán Augusto y sus “baños de sangre” ya registrados en Zapopan, Guadalajara, Tlajomulco y ayer Tonalá.
Y es que ya quedó demostrado que el gobierno de la 4T, inspirado por la frase lópezobradorista del “perdono, pero no olvido”, sabe cobrar las “facturas”.
Y si no, al tiempo…