A propósito del homenaje póstumo que el Ayuntamiento de Guadalajara le rindió hoy al filósofo mexicano Agustín Basave Fernández del Valle, con motivo del centenario de su nacimiento que se cumplirá exactamente el próximo jueves tres de agosto, el 27 de noviembre del 2015 escribí mi columna Entre Semana, publicada en El Diario NTR de Guadalajara, sobre Agustín Basave Benítez, quien visitaba Jalisco en su calidad de presidente nacional del Partido de la Revolución Democrática (PRD), y quien hoy recibió a nombre de la familia el reconocimiento en memoria de su padre nacido aquí en Guadalajara.
Les comparto aquella columna en la que referí los antecedentes familiares del hoy homenajeado Basave Fernández del Valle y de su primogénito Basave Benitez.
El presidente nacional del PRD, Agustín Francisco de Asís Basave Benítez, estará hoy viernes aquí en Guadalajara para cumplir una agenda de actividades que se extenderá hasta mañana sábado cuando en el marco de la Feria Internacional del Libro se presente su obra La cuarta socialdemocracia. Dos crisis y una esperanza (…).
Agustín Basave estará por primera vez con la investidura de dirigente del Partido de la Revolución Democrática en la tierra de sus antepasados cuyo apellido marcó una época de alcurnia en la capital tapatía y que sigue vigente: el de Fernández del Valle.
Basave Benítez es un dirigente de la izquierda mexicana con alcurnia, con pedigrí, como descendiente de su abuela Margarita Fernández del Valle Newton, madre de su bien recordado padre, el filósofo tapatío Agustín Basave Fernández del Valle, cuya obra trascendió los límites de nuestro país, y que nació el 3 de agosto de 1923 aquí en Guadalajara.
No dudamos que el nombre de Francisco de Asís que acompaña al de Agustín tenga que ver con esa tradición añeja y europea que mantuvieron los Fernández del Valle.
Esposa de Agustín Genaro Basave del Castillo Negrete, Margarita Fernández del Valle Newton fue hija de Manuel Vicente Fernández del Valle Martínez Negrete y de Laura Elisabeth Newton Riebeling, y cuya fecha de nacimiento no está bien ubicada, pero se estima que fue allá por 1875 o poco después.
Margarita Fernández del Valle y Agustín Genaro Basave Negrete tuvieron cinco hijos, dos de los cuales fallecieron, y les sobrevivieron Laura, Rosalía Yolanda y Agustín, padre del dirigente perredista.
El origen de los Fernández del Valle se remonta a años aún no bien identificados o precisos, pero la genealogía de este apellido a la que tuvimos acceso nos remite más recientemente a Francisco Fernández del Valle, marqués del Valle (título pontificio), que nació en 1861 aquí en Guadalajara y que fue hijo de Manuel Fernández del Valle y Álvarez de la Vallina, caballero de la Real Orden de Isabel la Católica y comendador de la Orden de Carlos III.
A temprana edad, Agustín Basave Fernández del Valle dejó la tierra tapatía para irse a radicar a Nuevo León, donde se casó con Emilia Benítez, formó su familia y desarrolló su carrera profesional y su destacada actividad en la academia.
Sin embargo, Basave Fernández del Valle no se olvidó del todo de su terruño y fueron varias las ocasiones que vino a impartir interesantes y trascendentes conferencias, varias de las cuales me tocó cubrir como reportero cuando las impartía en la Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG), con cuyos directivos lo unía una gran amistad. De la UAG recibió el Doctorado Honoris Causa y fue galardonado con la “Columna de Oro” por el entonces periódico Ocho Columnas.
Pero, además, aunque en pocas ocasiones, en sus visitas a Guadalajara tuvo oportunidad de saludar y sentarse a platicar con algunos de sus familiares, como la finada y bien recordada Nancy Fernández del Valle Faneuf, abuela materna de mi esposa.
No tenemos antecedentes de que a las dirigencias de otros partidos políticos nacionales hayan llegado hombres o mujeres con los antecedentes de alcurnia como Agustín Basave Benítez, que no deja de ser interesante por ser descendiente de marqueses españoles, quiéralo o no.
Agustín Francisco de Asís llegará temprano a Guadalajara, sostendrá una reunión con la dirigencia y con los medios de comunicación, y seguramente al caminar por las calles del Centro respirará un halo de añoranza de los orígenes familiares por el lado paterno.
Es así, pues, que los perredistas deberán estar conscientes de que no sólo importaron un dirigente nacional, sino que quien llegó a tomar las riendas del partido es de “sangre azul”, aunque ahora el color favorito de sus corbatas sea el amarillo.