El artero asesinato del ex gobernador Jorge Aristóteles Sandoval en Puerto Vallarta le ha modificado el escenario para lo que resta de su sexenio al gobernador Enrique Alfaro Ramírez, y el proyecto electoral para el 2021 a él y a su partido Movimiento Ciudadano.
La sombra de la muerte de su antecesor lo perseguirá y se hará presente en la decisión ciudadana frente a las urnas si para entonces no se ha resuelto el caso y si ni siquiera se tiene identificado a los autores del crimen, y los augurios para ello no son muy halagüeños cuando la Fiscalía del Estado ha solicitado la cooperación de los ciudadanos que pudieron haber atestiguado algo ante la falta de elementos que la lleven a la aprehensión de los autores materiales e intelectuales.
La estrategia que Movimiento Ciudadano y su jefe político, Alfaro Ramírez, habían diseñado para contender en solitario por las presidencias municipales y diputaciones federales y locales -ante el rechazo del PAN a ir en alianza-, seguramente quedó obsoleta o rebasada porque hoy hay un Jalisco antes y después del crimen en contra de Aristóteles Sandoval, y eso, además de la pérdida de la vida de una persona, tendrá un costo político para el gobernador en turno.
Incluso, la muerte del ex Mandatario estatal modificará la narrativa de campaña, el discurso de los candidatos, tanto de los del partido del gobierno como los de la oposición, quienes seguramente serán duros y severos en la crítica a la preocupante y alarmante inseguridad que se vive en Jalisco y que sólo las autoridades estatales no ven.
No se trata de que la oposición medre con la muerte y memoria de Sandoval Díaz -por supuesto que no faltará quién lo haga-, sino de que en el ambiente ciudadano rondará lo sucedido la madrugada del viernes pasado y la experiencia demuestra que este tipo de casos se ve reflejado en las urnas en contra del partido gobernante. Y la verdad es que no se advierte que el gobernador Alfaro Ramírez tenga margen de maniobra para revertir a tiempo los efectos negativos que este crimen traerá en contra de su gobierno.
A esto hay que sumarle que la pandemia del coronavirus comienza a hacer estragos y coloca ya a Jalisco en la cuarta posición, a nivel nacional, en muertes por esta causa. Nada menos ayer se reportaron 50 fallecimientos en las últimas 24 horas, y un índice de contagios confirmados que superó los mil en un día. Y ante esto, advertimos a un gobierno apanicado después de la muerte del ex gobernador.
Habrá que ver, en el transcurso de los días y la semana, cómo el gobierno del Estado asimila y digiere lo que no pocos han calificado de magnicidio -y que no es cosa menor-; atestiguar qué avances logra dar en las investigaciones para identificar, primero, y detener, después, a los autores del asesinato. Y al mismo tiempo hay que estar atentos para saber cómo enfrenta el problema cada vez más grave del Covid-19.
Aún hay muchas ángulos por analizar en torno al asesinato de Aristóteles Sandoval y la actuación del gobierno frente a lo que es una verdadera “papa caliente”, sin embargo, hay que ir despacio para conocer qué elementos aparecen en torno al crimen y no apresurarnos a hacer un juicio cuyo contexto puede modificarse al paso de los días.
Por lo pronto, en la casona de la avenida La Paz, en Palacio de Gobierno y en Casa Jalisco, ya deben de tener muy en cuenta que con miras a las elecciones del 2021, después de la muerte de Jorge Aristóteles, van muy cuesta arriba, y que más les vale bajarle una “rayita” a su optimista creencia de que arrasarán en las elecciones del 2021, porque podrían terminar cantando aquella melodía del cantante Emanuel que dice: “todo se derrumbó…”.
Al tiempo…