La decisión del gobernador Enrique Alfaro Ramírez de salirse de la mesa de diálogo que quedó abierta en aquella reunión del pasado 12 de este mes en la sede de Movimiento Ciudadano, en la Ciudad de México, al declarar que “yo no seré parte de esas decisiones” y de que “yo ya no tengo interés de participar en un proyecto que no entiendo, que se construye de manera unilateral y que simple y sencillamente nos quiere someter a todos a la voluntad de quienes coordinan el partido a nivel nacional”, lo colocó, para unos, en el papel de “héroe”, para otros en el de “villano” y para los terceros en un simple “actor” que crea sus propias historias.
En el primer caso, su decisión de enfrentarse nada menos que al dirigente nacional del partido político que lo postuló para ser presidente municipal de Guadalajara y luego gobernador del Estado, y medir fuerzas con Dante Delgado Rannauro sin ser militante de Movimiento Ciudadano, le han valido aplausos y reconocimiento de quienes dentro y fuera de MC coinciden en que este partido debe sumarse al Frente Amplio por México. Incluso, le adjudican ser la causa de que el propio presidente Andrés Manuel López Obrador haya salido el viernes pasado en defensa de Dante Delgado y de Samuel García, gobernador de Nuevo León, a quien se considera el prospecto más cercano a ser el candidato presidencial.
La recriminación frontal de Alfaro a Dante -por su decisión de no sumarse al Frente Amplio- fue observada por algunos analistas como una postura que colocó al gobernador de Jalisco a la vista del “círculo rojo” a nivel nacional, que se robusteció con la fotografía que apareció en la portada de media docena de periódicos de cobertura nacional en la que se observa al Mandatario estatal y Xóchitl Gálvez caminando en uno de los pasillos de Casa Jalisco.
Estas dos imágenes -se asegura- fue bien vista también por los hombres dueños de dinero -empresarios-, del país, antilópezobradoristas y simpatizantes de Gálvez Ruiz. Aplauden que una figura como Alfaro Ramírez se haya atrevido a alzar la voz al interior de Movimiento Ciudadano criticando públicamente la decisión de Dante Delgado de contender por la presidencia de la República con su propio candidato y no sumarse al Frente Amplio, acusándolo, por tanto, de hacerle el juego a Morena y a López Obrador.
En una palabra, mientras en Jalisco se observa con claroscuros la conducta de Alfaro, al exterior del estado es bien visto y se asegura que, indudablemente, “cosechará” más adelante los beneficios de la postura que hoy asume. Quienes lo colocan como “héroe” sólo ven un lado de la película, en la que el único protagonista es el gobernador.
En cambio, en el segundo caso, en el de quienes lo colocan en el papel de “villano”, observan el otro lado de la misma película con un reparto más amplio, y apuntan que por sus afanes de figurar a base de escándalos y por esa fijación casi enfermiza de crear siempre un enemigo con quién pelear -Raúl Padilla, Andrés Manuel López Obrador y ahora Dante Delgado- Alfaro Ramírez tomó una decisión precipitada en la que quienes pagarán un alto costo son los integrantes de su grupo político -Grupo Jalisco o alfaristas-, pues los lleva a un salto “al vacío”, sin protección.
Lo anterior lo sostienen quienes apuestan a que Alfaro Ramírez y el Grupo Jalisco se desprenderán de Movimiento Ciudadano y se sumarán al Frente Amplio por México en caso de Xóchitl Gálvez resulte su candidata. Y es que tratan de encontrar una explicación a esta presuntamente “alocada” decisión del Mandatario jalisciense cuando concluyen que de sumarse a la coalición tendrán que sentarse a la mesa de negociaciones para el reparto de candidaturas, por lo que quienes hoy creen que en MC ya tienen un espacio asegurado, al romper con este partido e irse al bloque opositor tendrán que formarse en la fila de aspirantes donde adelante de ellos ya están ubicados los aspirantes del PAN, PRI e, incluso, del PRD.
Quienes ven arriesgada la jugada de Alfaro, consideran que el Frente Amplio podría entregarle la candidatura al gobierno estatal, por la estructura que conformaron como partido Movimiento Ciudadano y con la que podrían contar aún yéndose a la oposición, pero cosa diferente sería cuando tengan que discutir y negociar los espacios para el Senado, las diputaciones federales y locales, y las presidencias municipales. En este punto, nada asegura que lleguen a un final feliz.
Pero, por último, hay otros que consideran que todo esto no es sino una estrategia de Enrique Alfaro para ganar sin moverse de donde está. O sea, que tras salirse de la mesa de diálogo, romper relaciones con Dante, no intervenir en las decisiones de Movimiento Ciudadano y amagar con desprender a su grupo del partido, terminará por llegar a un acuerdo con el dirigente nacional naranja y mantenerse dentro de MC para definir las candidaturas en Jalisco.
Sin embargo, en este escenario lo único que quedaría en el aire es si el Grupo Jalisco -perteneciendo aún a Movimiento Ciudadano-, apoyará “de facto” en el estado a Xóchitl Gálvez, de ser la candidata del Frente, pues ese habría sido el compromiso de Alfaro. De ser así, entonces éste apostaría a que, en reciprocidad, Gálvez Ruiz haga valer su calidad de cuasicandidata presidencial y lleve al PAN a contender en alianza con MC en el estado -ya lo hizo parcialmente en 2018-, que a final de cuentas ese parece ser el verdadero objetivo de Enrique Alfaro.
Mientras tanto, esperemos a que pasen los días, quizás las semanas, para conocer con cuál de las tres facetas se queda el gobernador Enrique Alfaro Ramírez.
Al tiempo…