Conociendo al gobernador Enrique Alfaro Ramírez, ya sabíamos que no me iba a dejar quedar mal respecto a la entrega de ayer, titulada “Alfaro: ¿Botón a fondo o a medias?“, sobre el ya choteado y famoso “botón de emergencia”.
En lo que va de la administración, Alfaro Ramírez ha aprendido muy bien el paso a lo Michael Jackson: “caminar” para atrás.
Recula creyendo avanzar; toma y anuncia decisiones que no le resultan, pero cree ir adelante al mismo tiempo de que reparte culpas a otros de sus errores o equivocaciones; regaña a quienes le creen sus fallidas estrategias… y otras cosas por el estilo.
Ayer escribí en este espacio:
“… Alfaro Ramírez anunció el martes pasado que hoy jueves haría pública la decisión de apretar o no dicho botón, toda vez que no ha sido posible contener el crecimiento de contagios y muertes. No descartemos que pudiera posponer hacer pública la decisión…”.
Y efectivamente pospuso el anuncio para el próximo domingo, dos días después del plazo que él mismo se dió públicamente para accionar o no el botón con las consecuencias que advirtió en caso de hacerlo: “paro en seco” de la economía. Ya no cumplió su propio compromiso.
También escribí:
“… así como en su momento se sacó “de la manga” lo de los primeros cinco días, y luego los otros cinco, posteriormente la Fase Cero y más tarde la Fase de Responsabilidad Individual, para finalmente sumarse a la llamada Nueva Normalidad del gobierno federal (…), no descartemos que ahora también se sacará una “carta de la chistera…”.
Y se sacó esa “carta de la chistera” al adelantar que no accionará el “botón de la emergencia” con las medidas que él mismo públicamente anunció que entrarían en vigor en caso de verse obligado a tomar esa medida. O sea, ya no cumplió su propia estrategia.
Pero también adelanté cuál podría ser esa “carta”:
“… al quedar entrampado entre “botón sí” o “botón no”, Alfaro Ramírez terminará por apretar el botón “a medias”, que en términos coloquiales significan: “ni muy muy, ni tan tan…”. O sea, medidas de restricción parciales: reducir horarios a negocios no esenciales para evitar su cierre temporal; cerrar parques públicos o centros recreativos; reducir los horarios de servicio del transporte público y quizás hasta suspenderlo el fin de semana como ya se hace en Nuevo León; control de horarios y días a tianguis, etc, etc…”.
En su videoregaño de ayer, Alfaro Ramírez confrmó: “El diseño (del botón) se va a replantear para que cuando paremos sea sin afectar de manera importante la actividad económica, sino parar la vida social y actividades de recreación que son los que nos están generando más problemas…”. O sea, que reculó en su amenaza de “parar en seco” todas las actividades no esenciales como públicamente lo advirtió semanas atrás.
Con su anuncio de ayer, Alfaro Ramírez le dio la razón a los que calificaron al “botón de emergencia” como “el petate del muerto”, y es que, al parecer, los jaliscienses ya le conocieron el “modito de andar” al gobernador: dice una cosa y hace otra. Y este es el caso.
Y es que en casos como éste y muchos otros más -como cuando se ufana de que quién sabe cuántas cosas le dirá, “de frente”, al presidente López Obrador, y cuando está junto a él termina ofreciendo “corregir lo que yo tenga que corregir”-, el gobernador ya es bastante predecible. Cada vez su credibilidad va más a la baja. Por eso la ciudadanía toma sus anuncios como “llamadas a misa”, por no decir que lo “tiran a Lucas”, como popularmente se dice.
También referí ayer:
“… poner en operación el botón de emergencia en las condiciones originales (“paro en seco”) significa también un serio riesgo de que una vez más fracase otra de las estrategias alfaristas como ya fracasaron los primero cinco días de sacrificio, luego los otros cinco, luego la Fase Cero y posteriormente la Fase de Responsabilidad Individual…”.
Indudablemente es un fracaso no sólo no cumplir con la fecha -ayer jueves- establecida por él mismo para definir qué sucederá con el “botón”,, sino también modificar el modelo de “paro en seco” a otro de manera parcial, que él mismo había anunciado. Fracaso en fracaso, pues.
Y es que sabemos que eso sucedería desde el momento mismo en que aquellos “cinco días de sacrificio” se convirtieron en los “meses de sacrificio” que él mismo, públicamente, nos aseguró que se evitarían si cumplíamos con el primer “sacrificio”.
Pero así de predecible es ya el gobernador… al ritmo de “Thriller”.