Por Hugo Luna

La movilidad de la población de menores ingresos depende del transporte público de forma permanente (minibús, tren ligero, pre-tren y camión) destina parte importante de su presupuesto para cubrir los costos de traslado de su casa al trabajo, escuela u otras actividades cotidianas así como varias horas diarias en la espera, traslado y recorrido con el consiguiente desgaste físico. En la Zona Metropolitana de Guadalajara se estiman 20 millones de horas hombre perdidas diariamente.

A esta problemática hay que añadirle otros elementos que padece la ciudad como lo es: el crecimiento anárquico de nuevos conjuntos habitacionales particularmente en municipios conurbados como Tlajomulco, Tonalá y Zapopan.

El deterioro ambiental y el espacio público para decenas de familias que habitamos esta noble ciudad, no podemos pasar por alto la pérdida de competitividad de la zona metropolitana, así como los problemas de gobernabilidad en sus diversos ámbitos.

Es por esta razón que debemos trabajar en la integración de una ciudad que optimice todos sus recursos, que permite el desplazamiento seguro y eficiente de la ciudadanía.

Su integración será posible al articular y armonizar entre las diversas facetas de la vida ordinaria de la zona metropolitana la parte social, económica, ambiental, urbanística, ambiental y política.