En los corrillos políticos de la Ciudad de México y estados circunvecinos, así como en Jalisco, corre la versión -nada descabellada- de que el senador Dante Delgado Rannauro, verdadero dueño del partido Movimiento Ciudadano, es el artífice de la no alianza con el PAN, el PRD y el PRI -como la impulsó la asociación Sí por México-, luego de una presunta visita que habría hecho a Palacio Nacional.
El pretexto encontrado por MC para rechazar la alianza de Sí por México es que se incluía al PRI, mientras el discurso de su presidente nacional aseveraba que no irían aliados con aquellos partidos “que ya le fallaron a México”, cuando él llegó al Senado gracias a los votos del PAN y del PRD y cuando en 2018 apoyaron la aspiración presidencial de Ricardo Anaya, candidato de un partido que ya “le había fallado a México”.
No había congruencia, pues, entre los hechos y los dichos, lo que confirma que la no alianza fue una decisión obligada más que convencida.
Y como consecuencia de eso, el PAN rechazó aliarse con MC en Nuevo León, lo que provocó la declinación del diputado Luis Donaldo Colosio Riojas como precandidato a la gubernatura, y en Jalisco bajo el argumento de que cómodamente Movimiento Ciudadano pedía alianza donde le convenía e iba a estar “golpeando” en la campaña a nivel federal.
En este sentido, hay varias señales que dejan ver que los alfaristas fueron obligados a no coaligarse en Jalisco -y quizás a nivel nacional-, mientras el grupo de “panistas de bien” -como los llamó elegante y respetuosamente MC- que controla al PAN a nivel estatal -y que se han dedicado a administrar las derrotas para beneficio propio- seguían operando para convencer a su dirigente nacional, Marko Cortés, de que cediera y avalara el proyecto aprobado por el Consejo Estatal y Comisión Permanente que avalaba las alianzas con los demás partidos políticos, excepto Morena y sus aliados.
De entrada, hay dos señales claras que demuestran que Movimiento Ciudadano no iría en alianza, aunque dejaba correr la versión de que en Jalisco podría ser parcial y así lo decían sus propios dirigentes nacional y estatal, Clemente Castañeda y Ricardo Rodríguez:
- Nunca presentaron al PAN -hasta donde se sabe-, ni siquiera un borrador de un acuerdo en el que se estableciera en qué consistiría esa alianza y qué espacios le tocaba a cada partido.
- El deslinde apresurado e inmediato que hizo apenas el viernes 1 de enero, a través de un desplegado publicado en sus redes sociales, rechazando cualquier alianza con el PAN, cuando aún quedaban 72 horas de plazo para negociar y llegar a un acuerdo.
Sobre el primer punto, los panistas aliancistas, o algunos que estaban medianamente convencidos de que ir juntos podría beneficiarle a su partido, “de dientes para afuera” declaraban que estaban de acuerdo, pero con un convenio que les fuera favorable y no se repitiera el “agandalle” de MC como en 2018, aunque en realidad parece que estaban dispuestos a aceptar lo que el alfarismo les ofreciera. Pero no hubo un planteamiento oficial y formal de Movimiento Ciudadano sobre las condiciones de la alianza.
Respecto al segundo punto, por supuesto que fue sospechoso el apresurado desplegado cuando aún había margen de negociación y tiempo para concretarlo, pues el plazo se vencía el lunes a las 23:59:59, pero cuatro días antes el partido alfarista ya estaba rechazando cualquier acuerdo y anunciaba que no habría alianza.
Así lo dijo: “En los últimos días hemos sostenido pláticas con organizaciones políticas, específicamente con actores del Partido Acción Nacional en Jalisco, quienes nos han propuesto considerar la posibilidad de ir en coalición en el proceso electoral local en el estado en este 2021. A esos panistas, a los panistas de bien, queremos agradecerles la disposición que han tenido, siempre anteponiendo los intereses generales de Jalisco a los intereses particulares o partidistas.
“Al mismo tiempo, lamentamos la visión centralista de la dirigencia nacional del Partido Acción Nacional. Condicionar alianzas locales a que incluyan al PRI, porque así los obligan sus acuerdos nacionales, es condenar cualquier esfuerzo de coalición local al fracaso”.
¿Por qué apresurarse y adelantarse a supuestamente romper una alianza, o darla por irrealizable, cuando aún había mucho tiempo para buscar llegar a un acuerdo? Si, se sabía que Marko Cortés estaba en la posición de no aprobarla, pero ¿de veras MC no presentó un proyecto sobre las condiciones en que se concretaría, que fuera atractivo para el PAN y su dirigencia nacional cediera como lo hizo hace tres años cuando se condicionó la alianza a que esta no incluyera la gubernatura?
La verdad es que sí hay motivos para darle credibilidad no sólo a la versión que deambula en los corrillos políticos, sino al señalamiento del mismo PAN de que Movimiento Ciudadano esta coludido con Morena para no ir en esta alianza hoy tripartita. Y si fue así, ¿a cambio de qué MC acordó en Palacio Nacional no ir en la alianza? Algo debió de haber habido sobre la mesa del acuerdo para que tomaran esa decisión.
Y es que tampoco hay elementos para creer que por sí solo, Movimiento Ciudadano podrá ganarle a sus adversarios sólo bajo el argumento de que ellos no se alían con quienes “ya le fallaron a México”.