Julio César Hernández
¿Quiénes de los que hoy se “rasgan las vestiduras” porque los alcaldes metropolitanos le dijeron no a la Línea 2 del Macrobús, estaban realmente convencidos de que este era el mejor proyecto de transporte público?
La verdad que quienes presionaron porque al ahora satanizado BRT se le dijera que sí, se dejaron llevar por la “zanahoria” que les colocaron enfrente con 952 millones de pesos. Lo que les importaba simplemente era no dejar escapar esos casi mil millones de pesos, al costo que fuera.
¿Cuándo los empresarios ofrecieron pruebas contundentes de que el Macrobús era la mejor solución para el agudo problema del transporte de los habitantes de la metrópoli? ¿Cuándo presentaron argumentos irrefutables de que no había mejor proyecto que el impulsado desde el Gobierno del Estado? ¿Cuánto trajeron a la ciudada a técnicos especializados que convencieran a propios y extraños de que el BRT era lo mejor para los jaliscienses?
¡Nunca! Lo único que esgrimían una y otra vez, en cuanta entrevista daban, era de que no se podían dejar perder los mil 100 millones de pesos que el Fondo Nacional de Infraestructura (Fonadín) habia destinado para este proyecto. Pero nunca, nunca, ofrecieron mejores argumentos que esos.
Y qué decir de las declaraciones que ahora hacen nuestros funcionarios públicos. Todos lamentan el que se hayan dejado ir los 952 millones de pesos… ¿pues qué había detrás de esa cantidad, pues? Ninguno sostiene argumentos que echen por la borda la oposición al BRT.
El gobernador Emilio González, a través de un comunicado de prensa, responsabilizó a los alcaldes de no utilizar 952 millones de pesos que el Fonadin aprobó para el Macrobús; y el director del Siteur, Francisco Padilla, señaló que además de que se pierden  los 952 millones de pesos, tampoco se ejercerán otros 4 mil millones a ejercer en otras dos rutas más.
Es cierto, no es fácil conseguir recursos económicos en estos días, pero sería menos difícil si se presentan proyectos viables, que tengan el aval ciudadano y que deveras solucionen los problemas del Estado, no la situación económica personal o de grupo de algunos cuántos.
¿O no?