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Julio César Hernández
La “Operación Lince” que el gobierno municipal tapatío lanzó en contra de los vendedores de autopartes robadas en la zona de la calle 5 de Febrero fue un proyecto con el que el alcalde Aristóteles Sandoval Díaz llegó el primer día de este año a la presidencia municipal tapatía.
El éxito de este operativo en su primer día de aplicación tuvo una razón: el sigilo con el que fue preparado y ejecutado.
La agenda de Aristóteles Sandoval tenía registrada la necesidad de actuar en contra de quienes se habían convertido en dueños y amos de una zona de la capital tapatía para comprar y vender autopartes robadas y que prácticamente se había convertido ya en una “tradición” popular: comprar y vender robado, por parte de los expendedores, y comprar autopartes baratas por parte de los automovilistas, a sabiendas de que lo adquirido tenía un origen ilícito y, en muchas ocasiones, hasta se pagaba por la autoparte del que uno era dueño.
Así de claro y transparente era este “jugoso” negocio que ninguno autoridad municipal, estatal y federal se habían atrevido a atacar anteriormente.
El segundo día del pasado mes de febrero, fuentes cercanas al alcalde Sandoval Díaz nos revelaron -sin dar pormenores, por supuesto- que esta administración actuarían con firmeza para “limpiar” a esta zona de Analco de la ilícita actividad de compra-venta de autopartes robadas. Se nos pidió sigilo en aquella ocasión, por razones obvias, pues apenas se comenzaba a preparar el operativo que tuvo un primer día exitoso el día de ayer.
Afortunadamente el sigilo fue una de las principales razones para la detención de casi un centenar de personas para su investigación y el decomiso de autopartes que no se acreditaron su legal adquisición, así como de motocicletas que se utilizaban para el ilícito comercio.
Las autoridades municipales aseguran que esta “Operación Lince” será permanente, y hemos de creerlo si como se nos dijo en aquella ocasión, el gobierno de Sandoval Díaz está decidido a “limpiar” de manera definitiva esta zona de actividades ilegales.
Ojalá, pues, que la “Operación Lince” no sea “flor de un día”.