Por Hugo Luna

El deceso de 44 bebés en la guardería ABC en Hermosillo, Sonora; exhibe al estado mexicano en su conjunto. Por su responsabilidad al renunciar en sus obligaciones para ceder, bajo el formato de la subrogación, a particulares.

Desde hace varios años vivimos el desmantelamiento de las instituciones públicas para entregarlas a la esfera privada, bajo el argumento de eficiencia y ahorro. Aquí es donde radica el problema. Los servicios de salud y educación han dejado de ser derechos para convertirse en monedas de cambio al mejor postor.

Desde una perspectiva pública se asume el interés de todos. Si se considera la privatización de los servicios (no es lo mismo que la subrogación), que deben otorgar el IMSS, Sedesol y el mismo DIF en los municipios afecta a un número considerable de madres solteras.

La incomprensión de los tres niveles de gobierno para comprender la incorporación de las mujeres al mercado laboral fue motivo de una reorganización en la comunidad para asumir tareas exclusivas de los varones. Las mujeres salieron a trabajar por diversas causas, entre ellas para completar el ingreso familiar o por desempleo de su pareja.

En este momento uno de cuatro hogares están encabezados por ellas y son el sustento de la familia.

Pero este proceso no se entendió en toda su dimensión, se reflexionó que si la mujer salía a laborar, otra quedaría en casa a realizar sus tareas. Se ampliaron las estancias infantiles, pero nunca en proporción de la población femenil.

Se llegó al momento en que el número de guardería no creció, y se tomo la determinación de entregarlas a particulares.

Lamento a que a días de concluir el proceso electoral, nadie ha propuesto una estrategia que garantice recursos y articule la relación trabajo-familia.

Es la hora, en que nuestros futuros gobernantes trabajen para recuperar estado y privilegiar la seguridad social de todos.